En una acción sumamente provocativa, el ministro israelí extremista Itamar Ben-Gvir entregó el jueves personalmente órdenes de demolición y evacuación a familias beduinas en la región del Néguev, lo que desató una condena generalizada.
Ante esta coyuntura, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), mediante un comunicado, subrayó que dicha acción “es una clara manifestación de terrorismo organizado y la arrogancia que practica el Gobierno de ocupación (israelí), patrocinador del extremismo y la opresión en todas sus formas”.
Tras denunciar el acoso del gabinete israelí hacia las comunidades beduinas, a base de “chantaje” y “amenazas” para que pierdan sus hogares, HAMAS recalcó que dicha acción constituye “un escalón más en la cadena de persecución sistemática y discriminación racial”.
Al solidarizar con las comunidades beduinas del Néguev, HAMAS también instó a la comunidad internacional a intervenir y detener estos planes de demolición y a intensificar las “acciones populares y legales” para frustrar los intentos de “desplazamiento forzado”.
Los beduinos de origen palestino que habitan en los territorios ocupados por Israel han visto su modo de vida profundamente alterado por las restricciones impuestas por el régimen de Tel Aviv.
El desierto del Néguev alberga numerosas comunidades árabes beduinas, muchas de las cuales fueron desplazadas tras la creación del régimen de Israel en 1948 y terminaron asentándose en el sur de Cisjordania.
En los últimos años, los beduinos del Néguev han sido objeto de un creciente hostigamiento y de reiteradas órdenes de demolición de sus viviendas por parte de las autoridades israelíes.
Además, HAMAS advirtió sobre las consecuencias de las continuas políticas represivas y fascistas de Israel en los territorios ocupados.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes continúan demoliendo viviendas palestinas en Gaza a pesar de la tregua entre las partes combatientes.
Desde octubre de 2023, los bombardeos y ataques aéreos israelíes han seguido arrasando viviendas, hospitales y redes de agua palestinas en toda Gaza, dejando la infraestructura de los territorios palestinos en ruinas. Según el Ministerio de Salud de Gaza, durante los dos últimos años, Israel ha asesinado más de 68 875 palestinos en el enclave costero.
El pasado octubre, el alto el fuego negociado por Estados Unidos entró en vigor. Sin embargo, los israelíes han cometido más de 200 violaciones del acuerdo de alto el fuego, según el director de la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza.
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