Nuestro destino está atrapado bajo el sudario, dice una madre palestina que ha perdido a su hijo de 14 años en una nueva ronda de bombardeos israelíes. Desde las últimas 24 horas, al menos 200 civiles han resultado heridos. Además, 38 palestinos han sido asesinados por el régimen sionista, 14 de ellos de una misma familia, en su mayoría mujeres y niños. En muchos casos, solo se han recuperado partes de los cuerpos entre los escombros.
En paralelo, la operación terrestre israelí continúa en Gaza. Miles de personas son desplazadas por la fuerza mientras los ataques destruyen lo poco que queda del enclave palestino. Los residentes culpan al silencio de la comunidad internacional por el continuo de estas atrocidades y acusan a Trump y Netanyahu de fomentar la sangre y la muerte.
En respuesta a esta escalada, Unicef advierte que más de 450 000 niños en Gaza están en riesgo mortal ante un inminente ataque masivo israelí.
La mayoría de los palestinos están huyendo hacia el norte en busca de un lugar seguro donde poder vivir. Pero, a pesar del dolor, muchos se niegan a rendirse y aseguran que este será su último desplazamiento, dejando claro que no abandonarán Gaza.
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