En un comunicado emitido el miércoles, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) afirma que “la Franja de Gaza se enfrenta a una hambruna catastrófica debido al asedio integral y continuo del régimen israelí, y que la región, que cuenta con más de cinco territorios, se encuentra en la fase más peligrosa de genocidio y asesinatos en masa”.
El movimiento palestino indica que el cierre de los cruces fronterizos por parte de Israel y el bloqueo de la entrada de toda la ayuda humanitaria a Gaza, vigente desde marzo, ha privado de alimentos y medicinas a más de dos millones de personas, dejando a 40 000 bebés y 60 000 mujeres embarazadas en peligro de muerte inminente.
En este contexto, asegura que el régimen israelí ha convertido los suministros de alimentos en un arma para una matanza lenta y la ayuda humanitaria en un medio para sembrar el caos y el saqueo.
Según la declaración, la mayoría de los pocos camiones de ayuda autorizados a entrar en la Franja han sido objeto de saqueos y ataques sistemáticos con el objetivo de sembrar el caos y la hambruna, agravando la situación humanitaria en Gaza y el sufrimiento de la población civil.
Señalando que Gaza necesita la entrada diaria de al menos 600 camiones con ayuda humanitaria y combustible, Hamás declaró que solo se permite una pequeña fracción de esta cifra.
Recalcando la magnitud de la catástrofe, HAMAS denuncia que las madres en Gaza se han visto obligadas a alimentar a sus bebés con agua en lugar de leche.
Según el comunicado, 154 palestinos han muerto de hambre hasta la fecha, incluidos 89 niños.
El movimiento también condena los ataques israelíes contra los equipos encargados de asegurar la ayuda que se permite entrar en la Franja, afirmando que el régimen abre corredores para que las bandas saqueen la ayuda bajo su protección como parte de un plan sistemático para perpetuar la hambruna como arma de guerra.
HAMAS insta a los organismos internacionales a exponer la política israelí de “ingeniería de hambruna”, señalando que se trata de un “crimen de guerra” deliberado, no menos grave que un bombardeo directo.
Pone de relieve que la ruptura “inmediata e incondicional” del asedio y la apertura de los cruces fronterizos es la “única solución” para poner fin a la catástrofe en Gaza, advirtiendo de las graves consecuencias de cualquier retraso para las personas vulnerables, incluidos niños, pacientes y ancianos.
La declaración también insta a los pueblos libres y a las organizaciones humanitarias y de derechos humanos de todo el mundo a intensificar sus acciones contra Israel y a trabajar para imponer un mecanismo independiente y seguro de la ONU para la entrada y distribución de la ayuda, fuera del control del régimen israelí.
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