• El presidente de EE.UU., Donald Trump (izda.), y su par de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, en la Casa Blanca, 6 de noviembre de 2025.
Publicada: viernes, 7 de noviembre de 2025 19:14

HAMAS condena la normalización de las relaciones de Kazajistán con Israel calificándolo de una justificación para el genocidio del régimen contra el pueblo de Gaza.

En un comunicado emitido la noche de este viernes, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) ha expresado su rechazo y condena a la decisión de Kazajistán de adherirse a los llamados acuerdos de Abraham y ha tachado la medida de “rechazable y reprobable”, subrayando que este anuncio constituye un encubrimiento de los crímenes genocidas cometidos por el régimen de ocupación contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza.

La decisión de Kazajistán se produce en un momento en que está aumentando el aislamiento internacional de la entidad fascista y sus líderes, criminales de guerra buscados por la Corte Penal Internacional”, ha subrayado el movimiento palestino, denunciando que cualquier normalización con Israel es “complicidad con sus crímenes y un intento de salvar su imagen en ruinas ante la opinión pública mundial”.

HAMAS ha instado a todos los países, especialmente a los países árabes e islámicos, de que rompan toda forma de relación con la entidad sionista criminal y no participen en ningún proyecto de normalización, pidiendo en cambio que se tomen medidas para apoyar la firmeza del pueblo palestino y apoyar su lucha justa y legítima hasta que logren su libertad e independencia y establezcan su Estado palestino independiente con Al-Quds (Jerusalén) como su capital.

 

El presidente de EE.UU., Donald Trump, informó hoy viernes que Kazajistán es “el primer país en unirse a los Acuerdos de Abraham en su segundo mandato”.

El 15 de septiembre de 2020, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin firmaron los controvertidos acuerdos de normalizaciones en presencia de Trump durante su primer mandato. Poco después, Marruecos y Sudán se unieron a este grupo, e incluso otros Estados árabes y africanos adoptaron una política de ajuste de sus posturas previas con Tel Aviv.

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