Un portavoz militar israelí alegó que los propietarios de las estructuras demolidas no tenían permiso de construcción, y que estaban ubicadas en una región declarada por el régimen de Israel como una “zona del entrenamiento militar”.
En la aldea Jirbet Tana residen unos 300 palestinos, la mayoría de ellos son miembros de una comunidad de pastores que ha vivido ahí durante décadas.
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