A través de un decreto publicado este miércoles en el boletín oficial, Ankara ha informado que está imponiendo aranceles adicionales a las importaciones de productos, incluidos arroz, productos de tabaco, vehículos, alcohol, carbón y cosméticos, de origen estadounidense.
De hecho, el decreto firmado por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, indica que las tarifas arancelarias aumentadas varían entre 40 por ciento y 120 por ciento, dependiendo del producto.
“Los aranceles de importación se incrementaron en algunos productos, en el marco del principio de reciprocidad en represalia por los ataques económicos conscientes de Estados Unidos”, ha dicho el vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay, a través de un mensaje en su cuenta en la red social Twitter.
Los aranceles de importación se incrementaron en algunos productos, en el marco del principio de reciprocidad en represalia por los ataques económicos conscientes de Estados Unidos (contra Turquía)”, anuncia el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
La decisión ha sido dada a conocer un día después de que Erdogan anunciara la intención de Ankara de “boicotear” los productos electrónicos de EE.UU. en respuesta a las medidas punitivas de Washington contra su país por la detención desde octubre de 2016 de Brunson, acusado en Turquía de terrorismo y espionaje.
El presidente turco también pidió a sus compatriotas que cambien sus dólares estadounidenses por liras turcas para “mantener la dignidad” de la moneda nacional y aseguró que los turcos se enfrentarán a la fortaleza del dólar y la inflación.
Ante la negativa de Ankara a liberar al pastor, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció recientemente su decisión de elevar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Turquía, hasta un 50 y un 20 %, respectivamente, e impuso sanciones a dos ministros turcos.
Turquía, por su parte, ordenó el sábado en respuesta a dichas sanciones congelar los bienes de los secretarios estadounidenses de Justicia e Interior, y acusó a EE.UU. de querer golpear a Ankara “por la espalda”, además de atribuir a un “complot” de Washington el desplome de la lira turca.
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