Se alzan las voces en apoyo a la República Islámica de Irán ante los disturbios registrados desde la semana pasada, que han dejado una veintena de muertos. El vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, consideró dañina y destructiva la propuesta de EE.UU. de celebrar una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) sobre la situación en Irán. A su juicio, Washington quiere usar las protestas en Irán para socavar el acuerdo nuclear. De igual modo, Turquía rechazó las injerencias de Washington en los asuntos internos del país persa.
Altas autoridades iraquíes se unieron a las críticas contra la Casa Blanca. El vicepresidente, Nuri al-Maliki, y el presidente de la Asamblea Suprema Islámica de Irak, Seyed Amar al-Hakim, así como varios otros políticos alertaron de que las intervenciones en los asuntos internos de los iraníes afecta negativamente la estabilidad de toda la región.
Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, tachó de “vulgar” el respaldo de su homólogo estadounidense, Donald Trump, a las manifestaciones en Irán. Maduro denunció que Washington busca llevar a Irán las protestas violentas similares a las que provocó en Venezuela.
Anteriormente, la Cancillería siria había indicado que los comentarios de Trump sobre Irán muestran los esfuerzos de Washington y Tel Aviv para desestabilizar la región. Las protestas en Irán comenzaron por los problemas económicos, incluida la inflación. Sin embargo, un grupo de alborotadores aprovecharon la situación para causar daños a la propiedad pública y privada, hecho que resultó en marchas multitudinarias en apoyo al Gobierno y en contra de la violencia en varias ciudades del país.
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