Desde la argumentación falsaria para atacar Irak el año 2003, hasta la conspiración entre Washington, Europa, Israel y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en este año 2025.. Es decir, se arguyó por parte de la entidad israelí y Washington que Irán representa un “peligro existencial” para el nazisionismo. Esto con al programa nuclear de la nación persa y el consabido relato que podría estar construyendo armas de destrucción masiva. Un discurso que se viene repitiendo hace décadas a pesar de que es Israel es el único que cuenta con armas de ese tipo, en toda la zona del Asia Occidental. Es la presencia del ente nacionalsionista, desde su nacimiento el año 1948, la verdadera amenaza existencial para el conjunto de los pueblos.
El relato bélico de la alianza imperial sionista, con apoyo de sus aliados europeos, la prensa occidental hegemónica, junto a organismos como la Agencia internacional de Energía Atómica (AIEA) se confabularon para imponer una visión y con ello la necesidad de atacar con anticipación a Irán que supuestamente permitiría frenar la posibilidad que la nación persa contara con armas nucleares.
Una fábula criminal, que en modo alguno se hace cargo del ataque artero, iniciado en la madrugada del 13 de junio pasado, que significó mil iranies asesinados, el ataque a la población civil, edificios residenciales, la muerte de mandos militares con sus familias, científicos que son la evidencia del carácter patibulario del gobierno de Netanyahu y una sociedad extremista como la israelí que sustenta esta sexta administración de corte nazisionista.
Fue un ataque a mansalva, propio de gobiernos hegemónicos y arrogantes, que nos trae a la memoria las mismas excusas falsas cuando se desencadenó, lo que Estados Unidos llamó la “guerra contra el terror”, la invasión de Irak el año 2003 y que sigue afectando en forma visible, dramática, destructiva a gran parte de la región de Asia occidental, cuyos pueblos han sufrido un proceso crónico de expolio, usurpación, agresiones, invasiones, exterminio y destrucción catalizado en forma superlativa, sobre todo, en el último cuarto de siglo.
Informe Chilcot
Argumentos falsarios, uso de la maquinaria mediática occidental y una ficción política que generó, bajo la invención de pruebas, la comunión e informes falsos de los servicios de inteligencia occidentales, alianza entre los ex presidentes George W. Bush de Estados Unidos, Tony Blair de Gran Bretaña y José María Aznar que llevaron a cabo un discurso bélico y de chantaje, que exigía la “necesaria intervención del mundo” para prevenir que el régimen de Saddam Hussein pudiese usar sus supuestas armas de destrucción masiva.
La base de esa determinación radicó, precisamente, en señalar que se contaban con documentación e informes de inteligencia irrebatibles. El llamado trio de las Azores es responsable director de crímenes de guerra y lesa humanidad, de la mano de un “tonto, un esnob y un venido a menos que fracturaron las organizaciones internacionales” (1) desde aquel año 2003.
El pasado 6 de julio se conmemoraron 9 años de la publicación del llamado Informe Chilcot que después de siete años de investigación – tras ser creada en junio del año 2009 – nos trae al presente la hegemonía hipócrita y criminal de las potencias arrogantes. Las repercusiones del Informe del diplomático inglés John Chilcot, respecto a la intervención del Reino Unido en la guerra de agresión contra Irak, a partir del año 2003, son la muestra palpable que la mentira y la impunidad son parte del quehacer de los políticos europeos y estadounidenses, sean estos Laboristas o Conservadores, Populares o denominados Socialistas. Demócratas o Republicanos. Todos, cortados por la misma tijera.
En junio del año 2009 el sucesor de Tony Blair, el ex primer ministro de Gran Bretaña Gordon Brown ordenó la creación de la llamada Irak Inquiry, cuyo resultado final, mediante un documento oficial fue conocida como Informe Chilcot en función del nombre del presidente de esta comisión investigadora John Chilcot. Una investigación recomendada por el llamado Consejo privado del Reino Unido con amplias atribuciones destinado a recabar todos los antecedentes que dieran cuenta de la veracidad de los informes de inteligencia que, en su falsedad, permitieron que las fuerzas armadas británicas se involucraran en la agresión contra Irak
El desarrollo de las acciones investigativas permitió abarcar campos relacionados con la preparación del conflicto, las acciones militares que se llevaron a cabo, el resultado de ellas, la toma de decisiones, con las lógicas resoluciones y conclusiones que se supone pudiesen “asegurar de Gran Bretaña en situaciones similares en el futuro” Las sesiones de este Iraq Inquiry comenzaron en noviembre de 2009 y finalizaron en febrero del 2011.
Pero…sólo el año 2016 John Chilcot el 6 de julio entregó los resultados de dicha investigación cuyas conclusiones fueron demoledoras en varios aspectos:
- El gobierno iraquí, presidido por el ejecutado Saddam Hussein no era una amenaza ni inminente ni urgente a los intereses británicos.
- Los informes de inteligencia respecto a la presencia de armas de destrucción masiva (biológicas y químicas) fueron presentadas con “demasiada certidumbre” sin haber agotado las alternativas pacíficas a lo que fue después una operación militar de invasión y ocupación.
- Estados Unidos, Gran Bretaña y España socavaron con su invasión la autoridad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
- La identificación de la base jurídica dada como argumento está muy lejano a definiciones de satisfacción. Las declaraciones de Blair, por ejemplo, se basaron en sus convicciones y no en los juicios emitidos por el Comité de Inteligencia Conjunta (JTC) [en referencia a la parte del Gabinete británico encargada de dirigir las distintas organizaciones de inteligencia].
- no sólo se le avisó a Blair que la presencia de Al Qaeda en Irak se vería fortalecida con la intervención de tropas inglesas, sino que la invasión misma de Irak se convertiría en una amenaza para el Reino Unido”
- La invasión del año 2003 en adelante fue innecesaria y no hubo planificación de lo que sucedería posterior al derrocamiento de Saddam Hussein.
Mentiras, Belicismo, Impunidad
El Informe Chilcot nos demuestra que la mentira, arrogancia, la impunidad es parte del ADN de estos países cualesquiera sean sus gobiernos. Sobre todo, cuando las pruebas, la evidencia clara y contundente no sirve de nada a la hora de definir llevar a la justicia y que respondan de sus crímenes personajes como el ex primer ministro británico Tony Blair, el ex presidente Español José María Aznar. Como también al exmandatario galo Jacques Chirac, el primer ministro Italiano Silvio Berlusconi o la Canciller alemana Angela Merkel, quienes se sumaron en forma entusiasta y titiritera a la agresión contra el pueblo de Irak, junto al bufón mayor en este circo genocida: George W. Bush.
Todos ellos líderes de gobiernos que falsearon información, manipularon sus sociedades, acomodaron los informes de los servicios de inteligencia y los sometieron a maquillajes destinados a presentar un panorama sobre Irak, tan falso como los propósitos humanitarios que arguyen los regímenes occidentales cuando se trata de pueblos y culturas distintas a las suyas, pero que poseen riquezas y territorios que desean ser usurpados, aunque ello signifique desatar guerras genocidas.
Un Irak que, tras años de ocupación directa por tropas estadounidenses y británicas principalmente, el retiro parcial de ellas y posteriores acciones desestabilizadoras tras el derrocamiento del ex dictador Sadam Hussein, llevadas a cabo por grupos takfirí financiados por el mismo occidente, monarquías como Arabia saudí, Emiratos Árabes Unidos e Israel; ha devenido en intentos permanentes de crear un Estado fragmentado.
Tratar de dividirlo en tres zonas bajo la política de generar la imposibilidad de reunificarlos: Una, la zona bajo dominio kurdo – con fuerte presencia de tropas estadounidenses - La segunda, una región donde han operado en los últimos lustros los grupos salafistas en el sector mayoritario sunnita. Y, finalmente, la región bajo control del gobierno de Bagdad y con mayoría chiita. Ese fue el objetivo occidental desde el inicio de sus acciones utilizando, bajo la política del Leading From Behind a sus aliados de la triada conformada por Ankara-Tel Aviv y Riad.
Esa intervención en Irak, ya sea mediante las acciones de soldados occidentales primero y posteriormente el actuar de los movimientos terroristas con el aval y el apoyo financiero y militar de la Casa al Saud y las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico significó entre el año 2003 hasta la salida, mayoritaria, pero no total, de tropas occidentales que significó, en cifras conservadoras, la muerte de 500 mil iraquíes, 2 millones de heridos, 3 millones de desplazados internos y 2.5 millones de refugiados, sobreviviendo en precarias condiciones en campamentos situados en las fronteras con los países vecinos.
Sumemos a lo consignado el saqueo de sus riquezas culturales e hidrocarburíferas y un retroceso en todos los indicadores de desarrollo humano, la destrucción de su infraestructura vial, sanitaria, industrial y la fuga de decena de miles de profesionales y técnicos que implican una pérdida enorme para el futuro del país. Resultados estremecedores, efectuados en franca violación de las leyes internacionales, en una conducta claramente criminal, que ha tenido como resultado la violación de los derechos humanos de millones de hombres y mujeres.
El Informe Chilcot comprueba que gobiernos como el británico han sido responsable de sangrientos procesos desestabilizadores para el conjunto de Asia Occidental, que hoy se expresa en el apoyo al régimen genocida israelí en sus ataques a palestina, El Líbano y participación directa en la agresión a Yemen. Igualmente, la constatación que las instituciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad y la Unión Europea sólo han servido como pantalla e incluso encubridores de los crímenes cometidos contra el pueblo de Irak y extensivamente a países cuyo eje de resistencia han mostrado la necesidad de combatir dichas agresiones, invasiones y crímenes de occidente y su aliado sionista.
En su parte medular el Informe Chilcot reafirma lo que se sabía desde el inicio de la agresión contra Irak bajo los argumentos que ese país estaba dotado de armas de destrucción masiva: que todo era una gran farsa destinada a encubrir objetivos más ambiciosos: apoderarse y balcanizar a Irak, tender un cerco contra la República islámica de Irán, apoderarse y hegemonizar el control y transporte de gas y petróleo desde Asia central a Europa. Ampliar el radio de influencia occidental impidiendo que la Federación Rusa tratara de saltar las vallas tendidas por Washington y la OTAN hacia sus objetivos legítimos más al occidente de los Urales. Labor que tuvo su freno precisamente con el derrocamiento del gobierno de Bashar al Assad en Siria donde Rusia mantenía una base naval y una aérea.
Pablo Jofré Leal
Periodista. Analista Internacional.
Artículo Para Hispantv.
- En marzo de 2003, Bush, Blair y Aznar se reunieron en las Azores para discutir la situación en Irak y adoptar una postura común. En esta cumbre, se emitió un ultimátum a Saddam Hussein para que se desarme y a la ONU para que actuara, bajo la amenaza de una intervención militar. https://www.elmundo.es/especiales/2003/12/resumen/prota_01.html