En un acto de graduación policial, el mandatario nicaragüense exhortó a sus compatriotas a defender la dignidad del país y sus derechos, priorizando la patria, más allá de las diferencias que puedan existir desde puntos de vista político, religioso o económico.
“Claro que hay diferencias, pero de ahí a ir a pedirle a una potencia que castigue a Nicaragua, que significa castigar a los más pobres, los que más sufren cuando salen estas sanciones”, lamentó el mandatario.
Y, en tono enfático, advirtió que “el que no defiende a Nicaragua y pida sanciones en contra de Nicaragua ese no merece llamarse nicaragüense, ya perdió sus derechos a optar por cargos públicos […] de acuerdo con lo que manda la Constitución y las leyes, ya perdió sus derechos a optar por cargos públicos cuando hubiere elecciones en este país”.
El jefe de Estado indicó que los políticos opositores nicaragüenses “se dan sus viajecitos” a Estados Unidos y a Europa y preguntó quiénes financian esos viajes para que lleguen a esos destinos a difamar y calumniar a Nicaragua, mientras piden más sanciones contra su propio país.
“No sé cómo se les ocurre pensar que con esa actitud van a poder participar en unas elecciones, si no son nicaragüenses, esos que vayan a buscar a ver cómo pueden participar en las elecciones de Estados Unidos o en los países que los financian para que cometan aquí actos de terror”, remarcó Ortega, acompañado de la vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo.
En los últimos años, Estados Unidos ha impuesto sanciones contra 25 funcionarios nicaragüenses, como la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, tres de sus hijos y casi una decena de entidades e instituciones o empresas ligadas a los sandinistas.
Managua denuncia que Nicaragua es víctima de las sanciones unilaterales e ilegales de la Administración de Estados Unidos y sus socios, como la Unión Europea (UE), que buscan el fin del Gobierno de Ortega, que defiende la soberanía del país y es abiertamente antimperialista.
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