Más temprano, el líder del Movimiento Sadr de Irak, Muqtada al-Sadr, dio un ultimátum de “60 minutos” a sus seguidores para retirarse de la fortificada Zona Verde en el centro de Bagdad (capital) —que alberga el Parlamento y las sedes de ministerios y embajadas occidentales como las de EE.UU. y el Reino Unido. “Los partidarios del movimiento sadrista deben retirarse por completo del Parlamento y cancelar la sentada”, ha aseverado.
“Inclino la cabeza y pido disculpas al pueblo iraquí porque son los únicos afectados por lo que está sucediendo... el asesino y los asesinados están en el fuego”, ha admitido.
En otra parte de sus declaraciones, ha agradecido a las fuerzas de seguridad y las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad al-Shabi, en árabe) de Irak, que se mantuvieron neutrales en los acontecimientos actuales.
“Los miembros de la Movilización Popular no tienen nada que ver con lo que está pasando, y el movimiento está disciplinado y obediente”, ha recalcado.
Mientras tanto, ha expresado que “si las facciones se hubieran disuelto antes, como hemos exigido en repetidas ocasiones, no habríamos llegado al actual escena”.
Al-Sadr, anunció el lunes su “retirada definitiva” de la política en Irak y, de inmediato, cientos de sus partidarios salieron a las calles e irrumpieron en el Palacio Republicano, sede del Gobierno, dentro de la ultrafortificada Zona Verde en Bagdad, y provocaron disturbios que han dejado decenas de muertos y cientos heridos.
Ante tal situación, el Ejército decretó un toque de queda en todo el país y declaró que este martes será día no laboral en todo el país y todas las oficinas, instituciones, organizaciones y lugares públicos permanecerán cerrados.
Irak está inmerso en una crisis política desde las elecciones parlamentarias de octubre de 2021. Durante los últimos meses, la injerencia extranjera y las divergencias entre los partidos políticos iraquíes, a las que se suma las medidas del líder sadrista, han obstaculizado la formación de un nuevo gobierno.
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