Conforme anunció el lunes Qasem Musleh, comandante de las operaciones de las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) de Irak en la provincia occidental de Al-Anbar, las fuerzas iraquíes descubrieron tres escondites de Daesh, arrestaron a dos terroristas y les incautaron una gran cantidad de misiles y artefactos explosivos.
“La operación condujo al descubrimiento de una serie de artefactos y cinturones explosivos, preparados para la detonación, así como grandes cantidades de combustible”, explicó Musleh, citado por la cadena iraquí de televisión Alsumaria News.
Tras alabar a los combatientes iraquíes por incautar estos materiales peligrosos, el comandante aseveró que las Al-Hashad Al-Shabi continuarán sus operaciones hasta el pleno establecimiento de la seguridad en Al-Anbar y el desmantelamiento de las células durmientes de terroristas en dicha zona.
Además, en otra ofensiva llevada a cabo la misma jornada, la brigada 56 de las Al-Hashad Al-Shabi —que forman parte de las Fuerzas Armadas de Irak— confiscó 130 cohetes, incluidos 60 cohetes Katyusha, dejados por los extremistas de Daesh en la aldea de Al-Dafaf, en el suroeste de la provincia norteña de Kirkuk.
Tales logros se enmarcan dentro de la nueva operación anti-Daesh, lanzada el sábado por las fuerzas populares y apoyada por la aviación del Ejército iraquí, con el objetivo de desmantelar las células terroristas activas que, según informes de inteligencia, han llevado a cabo recientemente varios actos de sabotaje en Al-Anbar, entre otros.
Las autoridades iraquíes proclamaron a finales de 2017 su victoria militar sobre Daesh tras recuperar grandes regiones usurpadas por los terroristas en 2014 y 2015. Desde entonces, el grupo se ha reconvertido en un conjunto de células separadas y durmientes que ha aumentado en las últimas semanas sus ataques en el territorio iraquí, situación de la que Bagdad culpa a EE.UU. y su apoyo brindado a los extremistas.
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