En medio de los restos de la mezquita al-Bani en Jan Yunis, hombres, mujeres y niños palestinos se congregaron para la oración del viernes, la primera desde que se anunció el alto el fuego entre HAMAS e Israel. Sin techo ni muros, la comunidad reconstruye su espiritualidad mientras el entorno sigue reflejando la devastación.
Este acto religioso se convierte en un potente testimonio de resistencia: una población que, pese al dolor y la pérdida, se aferra a su fe y busca reencontrar la normalidad en medio de la destrucción. Las imágenes capturan no solo una plegaria, sino también un mensaje de esperanza.





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