“(Chipre) ha dado su consentimiento para una reserva temporal cuya tarea será, si es necesaria, evacuar a las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la región, así como a ciudadanos estadounidenses”, ha afirmado este miércoles el portavoz del Gobierno chipriota, Kyriacos Koushos.
El vocero de Chipre ha dicho que la aceptación a Washington pretende restablecer la “estabilidad y seguridad en la región” tras la escalada de tensiones entre EE.UU. y países del oeste de Asia.
Koushos ha precisado que Nicosia ha aceptado la solicitud de Estados Unidos solo para “operaciones exclusivamente humanitarias”.
Estados Unidos recurre a Chipre, la misma jornada que Irán ha lanzado por la madrugada misiles contra dos bases militares en Irak ocupadas por fuerzas estadounidenses: la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental de Al-Anbar y utilizada por las tropas norteamericanas desde la invasión del país árabe en 2003, y una base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí.
La arremetida de Irán cumple en parte la represalia prometida por el ataque de EE.UU. en Irak que mató al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y al subcomandante de las fuerzas populares iraquíes (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, entre otros militares.
El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha enfatizado que el ataque iraní de hoy solo ha sido una bofetada y no la venganza, que merece la sangre derramada del prominente estratega militar Soleimani.
Por su parte, Qais al-Jazali, líder del movimiento iraquí Asaib Ahl al-Haq, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular de Irak, ha afirmado que la respuesta de Irak “no será menor que la de Irán”.
Además, el Gobierno de Irak aprobó el domingo la expulsión de las fuerzas estadounidenses del país árabe y pidió al Gobierno de Bagdad el fin de todas las actividades de cualquier fuerza extranjera en su suelo.
nkh/ncl/rba
