Esta es una pregunta a la que respondió así el portal estadounidense The Intercept en un artículo publicado esta semana:
Cuando la UNSCOM inició su misión en Irak los agentes de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, en inglés), infiltrados en este equipo de inspección utilizaron GPS para grabar la ubicación precisa de los sitios militares iraquíes, instalaciones que poco después fueron desmanteladas por los misiles de crucero estadounidenses, dijo Ritter.
En primer lugar, todos los países tienen cosas que legítimamente quieren ocultar, como secretos militares convencionales y los procedimientos de seguridad de sus líderes.
En segundo lugar, la experiencia de Irak durante la década de 1990 mostró que EE.UU. abusó sistemáticamente del proceso de inspecciones de armas con el fin de descubrir esos secretos legítimos, usándolos para atacar al Ejército iraquí y tratar de derrocar al entonces gobierno iraquí de Saddam Husein (el antiguo aliado de Washington).
Tras la Guerra del Golfo Pérsico (1990-1991), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó una Comisión Especial para verificar que Irak ya no tenía ningún programa de armas biológicas, nucleares o químicas, a pesar de que ahora sabemos que el país árabe había sido desarmado previamente.
A mediados de la década de 1990, Irak denunció a EE.UU. por utilizar la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM, por sus siglas en inglés), como cobertura para el espionaje destinado a cosas que no tenían nada que ver con armas de destrucción masiva, como el lugar donde había sido ocultado Saddam Husein. Aunque Washington rechazó durante años la acusación, que al fin resultó ser cierto.
El exinspector de la UNSCOM, Scott Ritter, sostiene que EE.UU. trató de manipular a esta agrupación para poder utilizarla como una herramienta para lanzar un golpe de Estado contra Saddam Husein organizado en 1996.
Según Ritter, cuando la UNSCOM inició su misión en Irak los agentes de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, en inglés), infiltrados en este equipo de inspección utilizaron GPS para grabar la ubicación precisa de los sitios militares iraquíes, instalaciones que fueron desmanteladas por los misiles de crucero estadounidenses en la invasión liderada por Washington en 2003.
El diario The Washington Post confirmó posteriormente que la Fuerza Aérea estadounidense utilizó los datos secretos de la UNSCOM para elegir objetivos para la Operación Zorro del Desierto (en 1998 cuando EE.UU. bombardeó Irak), incluyendo muchos que no tenían nada que ver con los supuestos programas de armas de destrucción masiva de Irak.
The Intercept explica que la negativa de Irán a permitir inspecciones a sus centros militares no significa que este país quiere ocultar un programa de armas nucleares, sino que Teherán quiere preservar su poder militar convencional y proteger a sus científicos y sus altos dirigentes.

El portal norteamericano evoca un fallido intento de asesinato del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, en 1981 por el grupo terrorista Muyahedin Jalq (MKO, por sus siglas en inglés), una organización terrorista que apoyó a Irak durante la guerra impuesta por el país árabe a Irán (1980-88).
Reconoce además, la preocupación de Teherán sobre el acceso de los espías estadounidenses (como integrantes del MKO) a sus centros militares y lugares sensibles bajo la cobertura de los inspectores de la AIEA, sobre todo cuando este grupo terrorista cuenta con el amplio respaldo de gran parte de la élite de la política exterior de EE.UU. y ha matado a numerosos científicos nucleares iraníes con la financiación y el entrenamiento del régimen de Israel.
De acuerdo con el artículo, incluso si el rechazo de Irán a ofrecer acceso a sus lugares sensibles moleste a EE.UU. y su principal aliado israelí, “es en gran medida el fruto de nuestro propio árbol envenenado”.

Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Francia, China y Rusia, más Alemania) anunciaron el pasado 14 de julio el fin de 12 años de diálogos sobre el programa iraní de energía nuclear con un texto de un acuerdo pendiente de ser aprobado por las partes involucradas.
En el consenso logrado por las partes, aunque Teherán promete una amplia cooperación con la AIEA para despejar las dudas que tiene este organismo sobre las acusaciones planteadas sobre el antecedente del programa de energía nuclear pacífico iraní, el país persa no autoriza a ningún individuo, entidad e incluso la AIEA, realizar actividades fuera de las normas y las leyes de protocolos internacionales, e inspeccionar los centros militares de Irán.
Asimismo, el documento precisa que ningún individuo, entidad e incluso la AIEA estará permitido acceder a los centros o sistemas de misiles de Irán.
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