El socialismo del siglo XXI toma forma en la figura de Jeremy Corbyn. Tras ganar con autoridad las elecciones a liderar el Partido Laborista, las segundas en un año, este político veterano hace de las políticas antisistema y antiausteridad su bandera y apela a que sus colegas de partido, esos que tanta guerra le han dado con mociones de censura incluidas, acepten la voluntad de las bases, y argumenta que solo estando unidos pueden privar a los conservadores del poder.
Para unir a su partido, Corbyn propone permitir que los ayuntamientos puedan incurrir en deuda, para financiar proyectos de vivienda, aumentar impuestos, como el corporativo, para financiar la educación y eliminar la venta de armas a aquellos países que violen los derechos humanos, como Arabia Saudí.
Jeremy Corbyn promueve un socialismo del siglo XXI, sin embargo estas ideas no le garantizan ser candidato a primer ministro y es que a pesar de la amplia mayoría con la que ha obtenido la reelección, Corbyn no es capaz de afianzar su liderazgo como líder de un Partido Laborista unido y mientras tanto, desde el Partido Conservador se frotan las manos pensando en las próximas elecciones.
La primera prueba de fuego para Jeremy Corbyn para demostrar que es un líder capaz de llegar al número 10 de Downing Street (la residencia del primer ministro británico) ha comenzado con la postura del partido frente a la de los votantes que votaron por el brexit el pasado 23 de junio.
Corbyn, fiel a la vieja izquierda, defiende la libertad de movimiento a toda costa y elige el terreno de su primera batalla como líder laborista; la salida británica de la Unión Europea (UE).
Ian Díez, Londres.
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