El subsecretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano, el sheij Naim Qasem, ha advertido este jueves de que ese peligro sigue existiendo, ya que las partes en conflicto en Siria aún no han afianzado sus opciones para solucionar la crisis.
En concreto, hasta que la Administración de Estados Unidos no defina su postura sobre Siria no se podrán sacar conclusiones claras sobre la situación, ha señalado el dirigente de Hezbolá en declaraciones a la agencia de noticias libanesa Al-Mayadeen.
Por otro lado, Qasem ha observado que la idea de llegar a una solución del conflicto sin el presidente sirio, Bashar al-Asad —tal y como exigían ciertos Estados occidentales—, ya no está sobre la mesa.
Hezbolá ha advertido en ocasiones anteriores de que se opondrá a todo proyecto que lleve a la balcanización de Siria, objetivo de Israel y EE.UU. según advierten distintas fuentes desde hace tiempo. Ese escenario es rechazado con rotundidad también por aliados de Damasco como Rusia e Irán (incluso Turquía), que defienden la soberanía e integridad territorial de Siria.
En otra parte de sus declaraciones, el sheij Qasem ha llamado a Arabia Saudí a poner fin a sus errores y a lo que ha calificado de crímenes de guerra. Riad brinda apoyo a grupos armados alzados contra el Gobierno sirio, entre otros actos hostiles.
Aunque Hezbolá no considera a Riad un enemigo igual que Israel, ha explicado el dirigente del movimiento, sí considera que en un futuro próximo Arabia Saudí se verá confrontada graves crisis económicas y políticas, y se distanciará del mundo islámico.
Sobre las tensiones entre Riad y Teherán, otra importante potencia de la región, Qasem ha enfatizado que "Irán nunca ha dejado de tender la mano a Arabia Saudí para diálogar, pero los saudíes la rechazan porque quieren imponer una barrera a la comunicación entre Irán y los musulmanes de la región”.
Preguntado por la posibilidad de una guerra entre Estados Unidos e Irán, el alto cargo del movimiento libanés ha considerado, a juzgar por los indicios disponibles, que aunque a Washington se beneficia de la desunión entre los Estados del Golfo Pérsico y el presidente de EE.UU., Donald Trump, no busca el diálogo con Irán, que se dé una guerra es poco probable.
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