En medio de la escalada de las protestas propalestinas en las universidades de Estados Unidos que hasta el momento involucra a 79 casas de alto estudios en más de 20 estados, las autoridades de la Universidad de Columbia, con sede en Nueva York, epicentro de las protestas estudiantiles contra el genocidio de Israel en Gaza, amenazaron el lunes con la expulsión de los alumnos en caso de que no desalojen el campus.
En respuesta a estas amenazas, durante una conferencia de prensa, una de las organizadoras de las manifestaciones y estudiante de la Universidad Columbia, Sueda Polat, denunció que “la burocracia es una prisión y los estudiantes se niegan a comerciar con la sangre de los palestinos”.
Asimismo, acusó a las autoridades universitarias de comportarse con obstinación y arrogancia, negándose a ser flexibles respecto a las demandas más básicas de los estudiantes.
"Students refuse to trade in the blood of Palestinians," says Columbia University student and protest negotiator Sueda Polat after the school's president issued a statement saying protest negotiations had ended and that the school would not divest from #Columbia_University pic.twitter.com/QFEVO4sYUh
— Hijabi Thinker (@HijabiThinker) April 30, 2024
Polat puso de relieve que la presidenta de la Universidad de Columbia, Nemat Minouche Shafik, exigió el fin de las negociaciones, afirmando que este centro de estudios no retirará sus inversiones con Israel y las empresas vinculadas con este régimen como exigen los estudiantes que participan en las protestas.
Suspensión de estudiantes es una violación de derechos
En este contexto, la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los defensores de los derechos humanos, Mary Lawlor, ha calificado de “inquietante” la medida adoptada por la Universidad de Columbia de suspender a los estudiantes que expresan su solidaridad con los palestinos en la Franja de Gaza, donde más de 34 000 palestinos han perdido la vida en los bombardeos genocidas de Israel.
Ha destacado que la iniciativa de la universidad es una clara “violación” de los derechos de estudiantes a celebrar reuniones pacíficas.
El movimiento universitario sigue en pie de lucha, pese a las medidas represivas de la policía y la negativa de las autoridades a sus demandas. El número de arrestos en los campus de todo EE.UU. desde el 18 de abril ha ascendido a 1000.
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