Si antes ser latino o afroamericano era sinónimo de discriminación, hoy en día las cosas van de mal en peor. Escupitajos, insultos, empujones. Tal es el legado del expresidente estadounidense Donald Trump y sus seguidores, quienes aún creen —increíblemente— que el perdedor de las elecciones será inaugurado como mandatario el próximo 4 de Marzo. Esto a pesar de los resultados de los comicios de Noviembre.
Entre humillaciones esta mujer afroamericana intenta desesperadamente comunicarse con esta pareja que parece intoxicada con el racismo de su líder. Estos, junto a cientos más, acuden a la Conferencia de Acción Política Conservadora 2021 o CPAC, lugar en donde Trump declaró su objetivo de utilizar al Partido Republicano como un instrumento del fascismo nativista estadounidense.
Así, las instancias de racismo son ocurrencia normal toda vez que el ex mandatario con cargos pendientes aparece en escena, incluso meses después de que se comprobara que Trump perdió el voto popular.
Jornadas como esta traen a la memoria lamentables episodios como Tulsa, Wilmington y Rosewood o quizás la violencia siguiendo el periodo de reconstrucción después de la Guerra Civil estadounidense. Todo ello en base a una ideología sociopolítica que a pesar de estar en el Siglo XXI los estadounidenses siguen creyendo.
Pero esta vez, la diferencia es que los estadounidenses no están divididos por una ideología sino por un criterio de color y origen étnico. A pesar de ello, la base electoral del expresidente Trump y de los Republicanos pertenece a una clase trabajadora que aún no adquiere conciencia de clase y no entiende quién es el verdadero opresor.
De este modo, los anglosajones de la clase trabajadora no comprenden que sus líderes pertenecen a una oligarquía que les desprecia por su estatus socioeconómico. Dicho proceso impide la solidaridad entre estamentos de la sociedad, facilitando así la polarización y las diferencias raciales en el seno de la sociedad estadounidense.
La problemática no solo se limita a Trump y al bipartidismo estadounidense. El criterio, a pesar del paso del tiempo sigue siendo traficar, robar, violar y asesinar a las comunidades de color.
Marcelo Sanchez, Orlando.
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