Un informe publicado el viernes por el diario estadounidense The Washington Post, pone de relieve que, en la isla neoyorquina de Hart, que desde el siglo XIX recibe en fosas comunes los cuerpos de residentes de esta ciudad sin familiares, eran sepultados, en promedio, 25 cadáveres diarios, pero, tras la pandemia del nuevo coronavirus, este número se ha elevado a 120.
De acuerdo con la Alcaldía de Nueva York, es “probable” que entre los sepultados en las fosas comunes haya muertos por la COVID-19, enfermedad producida por el nuevo coronavirus.
Anteriormente, el presidente del Comité de Salud de la ciudad de Nueva York, Mark Levine, había informado de la preparación de parques locales para enterrar a las víctimas del coronavirus; un anuncio que produjo muchas críticas entre los estadounidenses.
En Nueva York, uno de los estados más golpeados por la pandemia, se ha registrado más de 181 000 casos de infectados por el nuevo coronavirus y la cifra de muertos supera los 8000. Las autoridades aseguran que el número de hospitalizados está disminuyendo pero la cifra de víctimas mortales, aumentando.
La Casa Blanca enfrenta muchas críticas, tanto de ciudadanos como de funcionarios, por la gestión del brote de la COVID-19. El presidente Donald Trump, en un principio minimizó la gravedad de esta enfermedad mortal y ahora culpa a China, donde se inició la pandemia, de no haber dado información a tiempo sobre el nuevo virus.
Mientras que es precisamente la tardanza en la toma de decisiones, la que se le achaca a la Administración Trump como causante del crecimiento exponencial del mal en Estados Unidos, donde, hasta la fecha, 734 546 personas handado positivo al coronavirus y 38 771 han muerto, según las últimas cifras obtenidas por el portal Worldmeters.
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