Estados Unidos desclasificó el jueves 2891 expedientes de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA) y del Buró Federal de Investigaciones estadounidense (FBI) relacionados con el asesinato del expresidente John F. Kennedy, que ocurrió el 22 de noviembre de 1963. Esos documentos formaron parte del proceso de investigación del magnicidio, pero también abordan diversos asuntos vinculados con la política interior y la exterior de Washington en los años 60.
Pregunta sin respuesta
En abril de 1975, el que fue director de la CIA entre 1966 y 1973, Richard Helms, fue citado para testificar ante la Comisión Rockefeller, creada para investigar la presunta actividad ilegal de esa agencia de inteligencia en años anteriores.
Uno de los investigadores, David Bellin, quiso saber si alguna información podía demostrar que Lee Harvey Oswald —el presunto asesino de John F. Kennedy— era un agente de la CIA: la parte desclasificada no revela el final de su pregunta ni la respuesta de Helms.
Reunión con un agente de la KGB
El 1 de octubre de 1963, la Inteligencia de EE.UU. interceptó una llamada telefónica de Oswald a la embajada de la Unión Soviética en la Ciudad de México. En su conversación en ruso con un guardia del recinto, el presunto asesino indicó que el 28 de septiembre de ese año se había reunido con el cónsul de la URSS, Valeri Kóstikov.
El FBI consideraba que ese diplomático era un agente de la KGB que había llevado a cabo operaciones según las instrucciones del Departamento 13, "responsable de sabotajes y asesinatos".
Oswald preguntó si se sabía "algo nuevo sobre el telegrama a Washington" y su interlocutor respondió que "la solicitud fue enviada", pero "la respuesta aún no ha llegado".
Asesinato del sospechoso
En un informe que el entonces director del FBI, John Edgar Hoover, presentó el 24 de noviembre de 1963 —después del asesinato de Oswald—, se desprende que esa oficina federal había recibido advertencias sobre un intento de atentado inminente contra el sospechoso.
El que era máximo responsable del FBI señaló que recibieron una llamada telefónica de parte de un hombre que, “con voz tranquila, nos dijo que era miembro del comité creado para matar a Oswald”. Tras notificar el asunto, la Policía les garantizó que “estaría protegido”, pero “eso no se hizo”.
Hoover también aseveró que el asesinato del principal sospechoso podría causar conjeturas indeseables entre los estadounidenses y expresó que se debía hacer algo para demostrar al público que era el verdadero asesino de Kennedy.
Llamada de aviso a un diario británico
Un reportero británico recibió una llamada anónima 25 minutos antes de que mataran a Kennedy en la que un hombre le aconsejó que contactara con la embajada de EE.UU. para obtener "noticias importantes".
Al conocer el magnicidio, ese periodista del diario Cambridge Evening News explicó la situación a la Policía local que, a su vez, compartió la información con el servicio secreto MI5 del Reino Unido.
Reacción en la URSS
Un memorando con informes de los oficiales de inteligencia estadounidenses en la URSS, fechado en diciembre de 1966, describe el estado de ánimo de las élites y los ciudadanos soviéticos en los primeros días tras el asesinato de Kennedy. Una fuente aseguró que la noticia llegó casi al instante y provocó conmoción: “En todo el país, las campanas de las iglesias sonaron” en memoria del difunto.
Esa misma persona afirmó que las autoridades soviéticas estaban seguras de que el crimen fue “obra de conspiradores ultraderechistas” y temían que, durante un hipotético periodo de anarquía posterior, “algunos generales irresponsables pudieran lanzar una ojiva nuclear hacia la URSS”.
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