El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprovechó un supuesto ataque químico acaecido en Jan Sheijun (Idlib) para echar la culpa al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, y ordenar el pasado jueves el lanzamiento de 59 misiles de crucero Tomahawk contra el aeródromo militar de Al-Shairat en Homs (Siria).
Eso mientras el Gobierno de Damasco rechaza fuertemente las acusaciones, argumentando que el incidente se debió a una explosión de un depósito de municiones del grupo terrorista Frente Fath al-Sham que contenía armas químicas.
Saddam Husein arroja un poco de gas y todo el mundo se vuelve loco”, dijo Donald Trump durante su campaña electoral.
El mandatario estadounidense justifica el ataque contra Siria, que causó la muerte de nueve personas, incluidos civiles y niños, mientras que durante su campaña electoral minimizó la importancia de los ataques químicos que había efectuado el fallecido dictador iraquí Saddam Husein contra la población civil de Irán.
Criticando el papel de su rival, la demócrata Hillary Clinton, en la invasión a Irak, el entonces aspirante republicano a la Casa Blanca ironizó: “Saddam Husein arroja un poco de gas y todo el mundo se vuelve loco”, en referencia a la intervención militar de EE.UU. y sus aliados al país árabe.
Trump alegó entonces que Irán e Irak habían estado luchando por “décadas y décadas, por generaciones” y que la lucha es lo que hacen estos dos países, intentando mostrar que la guerra impuesta por Irak contra Irán fue algo normal y que EE.UU. no debía invadir a Irak.
Recordar que la guerra de Irak a Irán se extendió de 1980 a 1988 después de que las fuerzas de Saddam Husein atacaran el territorio iraní, empero la invasión de EE.UU. y sus aliados a Irak se produjo 15 años después, es decir en 2003, cuando el Occidente ya no veía al dictador iraquí como su aliado.
Por otra parte, los ataques químicos de las fuerzas baasistas no consistieron en “un poco de gas”, Saddam Husein atacó en múltiples ocasiones a Irán con sustancias químicas en los años ochenta, usando gas mostaza, agente blíster, tabun y gas nervioso contra los militares y civiles iraníes, entre ellos muchos niños.
En 1988, Saddam Husein atacó a su propio pueblo con armas químicas —utilizando gas mostaza, sarín y tabun—. Se dice que unas 5000 personas murieron en ese ataque. Fue solo entonces cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) aprobó una resolución en condena del uso de armas químicas por parte de Irak.
Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados apoyaron a Saddam Husein durante los conflictos por considerarlo un estrecho aliado en el Oriente Medio, una postura que cambió en 2003 cuando los estadounidenses lo retiraron del poder tras su invasión al país árabe y lo ejecutaron en 2006.
Sea como sea la historia, Trump ignoró durante su campaña electoral las atrocidades de Saddam Husein contra los niños iraníes, víctimas de los ataques químicos, considerando las agresiones como “un poco de gas”, pero se volvió “loco” cuando se produjo un incidente químico en Jan Sheijun, atacando a un país soberano sin tener prueba alguna de que este supuesto ataque fue, de hecho, perpetrado por el Gobierno de Damasco. Quizás el acto no es importante, sino quién lo haga: un aliado o enemigo.
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