En una rueda de prensa en la que no se ha permitido preguntar a los periodistas, el director del organismo, James Comey, ha reconocido que de 30.000 correos electrónicos enviados, al menos 110 comunicaciones contenían información clasificada y que es “posible” que “actores hostiles” hayan tenido acceso a ellos.
En este sentido, ha criticado a la precandidata demócrata a ocupar la Casa Blanca por ser “extremadamente descuidada” en el uso de servidores privados para enviar sus correos.
Sin embargo, ha asegurado que en los estudios llevados a cabo no hay pruebas de una manipulación intencional, deslealtad hacia el país u obstrucción a la justicia.
Aunque hay evidencias de potencial violación de los estatutos que rigen el uso de información muy sensible, altamente clasificada, nuestra opinión es que ningún fiscal razonable presentaría cargos en este caso”, ha concluido James Comey,director del FBI.
Por eso, Comey ha enfatizado que no hay cargos criminales adecuados para ser presentados contra Clinton.
“Aunque hay evidencias de potencial violación de los estatutos que rigen el uso de información muy sensible, altamente clasificada, nuestra opinión es que ningún fiscal razonable presentaría cargos en este caso”, ha aducido.
Según el funcionario estadounidense, los resultados serán entregados al Departamento de Justicia para que este decida qué hacer con esta investigación, realizada de manera “competente, honesta e independiente”, que ha generado un “intenso debate público”.
La decisión ha sido duramente criticada por el virtual candidato a la Presidencia de EE.UU. por el Partido Republicano, Donald Trump, que ha manifestado que, a su juicio, “el sistema está manipulado”.
“¡Muy muy injusto! Como de costumbre mal juicio”, ha escrito Trump en su cuenta en Twitter poco después del anuncio de Comey.
FBI director said Crooked Hillary compromised our national security. No charges. Wow! #RiggedSystem
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 5, 2016
El escándalo de correos, que proviene del período cuando Clinton era secretaria de Estado (2009-2013), ha ofrecido en los últimos meses una oportunidad a sus adversarios para que atacasen a la aspirante demócrata con acusaciones como ocultar información y poner en riesgo los secretos del país.
En este sentido, los rivales de la política norteamericana han cuestionado un reciente encuentro entre el esposo de Hillary, Bill Clinton, y la fiscal general estadounidense, Lorreta Lynch, por supuesta influencia política que pudiera comprometer la integridad de la investigación del FBI.
msm/anz/rba
