Un artículo, titulado “Potencias Nucleares, Guerras Convencionales, la Peligrosa Erosión de la Disuasión”, publicado el jueves en Foreign Affairs, aborda la poderosa operación de represalia iraní, denominada ‘Verdadera Promesa III’, contra objetivos estratégicos israelíes en respuesta a la agresión militar no provocada del régimen contra instalaciones nucleares, militares y civiles iraníes.
El editorial dice que la operación sin precedente iraní, que abarcó el lanzamiento de “cientos de misiles balísticos y drones hacia Haifa, Tel Aviv e instalaciones militares en el corazón” de los territorios ocupados palestinos, “constituyó el mayor ataque militar jamás lanzado contra […] una potencia nuclear”, y “destruyó la disuasión nuclear de Israel”.
Aunque Irán, agrega el artículo, se contuvo para evitar una escalada nuclear, sus ataques contra objetivos estratégicos israelíes “marcaron la primera vez que ciudades de una potencia nuclear sufrían ataques tan intensos”.
El texto admite que las armas nucleares de Israel no han garantizado la seguridad del régimen, ni han logrado detener la escalada bélica en Asia Occidental.
El arsenal nuclear israelí, agrega, ni siquiera ha podido detener los continuos ataques de movimientos de Resistencia de la región, entre ellos el libanés Hezbolá y el yemení Ansarolá, contra objetivos israelíes en los últimos dos años en apoyo al pueblo palestino y en respuesta a la agresión israelí a la Franja de Gaza.
La guerra de 12 días estalló el 13 de junio, cuando Israel lanzó una agresión sin motivo contra el país persa, atacando instalaciones militares, nucleares y civiles en Teherán y otras ciudades, lo que dejó 1100 muertos, entre ellos varios altos comandantes y científicos. A los ataques israelíes se unió una semana después Estados Unidos, bombardeando tres sitios nucleares iraníes.
Irán respondió la agresión con fuerza lanzando cientos de misiles balísticos y drones contra objetivos estratégicos israelíes en los territorios ocupados, lo que logró detener el asalto ilegal e imponer un alto el fuego a los agresores el 24 de junio.
Muchos medios de comunicación occidentales y estrategas militares reconocen que Israel no logró sus objetivos declarados de la guerra, entre ellos la destrucción del programa nuclear y de defensa de Irán, y sufrió una “derrota estratégica” en la guerra.
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