En un gran desfile en el que participaron soldados armados y vehículos blindados, Corea del Norte presentó el sábado un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) que, según varios medios, se encontraría entre los más grandes del mundo si entrara en funcionamiento.
Los analistas coligieron que es el mayor misil de combustible líquido del orbe e indicaron que probablemente haya sido diseñado para transportar varias ojivas nucleares MIRV (vehículo de reentrada múltiple e independiente).
Por su parte, Jeffrey Lewis, director del Centro de No Proliferación de Asia Oriental del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales en California (EE.UU.), señaló la misma jornada que “Corea del Norte claramente tiene como objetivo incomodar al sistema de defensa antimisiles de EE.UU. en Alaska”.
En este sentido, afirmó que a Corea del Norte le sale más barato agregar una ojiva que a EE.UU. añadir un interceptor, así que, si el misil balístico intercontinental lleva tres o cuatro ojivas, entonces Washington tendría que gastar alrededor de mil millones de dólares en unos 12 o 16 interceptores por cada misil. A este respecto, cabe tener en cuenta que el Sistema de Defensa Antimisiles con Base en Tierra (GMD, por sus siglas en inglés) de EE.UU. dispara cuatro interceptores en cada ojiva.
Por lo tanto, cada uno de estos misiles que fabrica Corea del Norte le costará a EE.UU. alrededor de mil millones para defenderse y, a este precio, Pyongyang puede aumentar el número de sus ojivas antes de que Washington agregue interceptores, explicó.
Con todo esto, se estima que el misil tiene 24 metros de largo y 2,5 metros de diámetro, lo que, de acuerdo con el experto en misiles Markus Schiller, es lo suficientemente grande como para transportar 100 toneladas de combustible, que tarda horas en ser cargado.
“Este cohete era tan grande y pesado que es prácticamente inutilizable. No se puede mover este dispositivo con el combustible lleno y no se puede cargar su combustible en el sitio del lanzamiento”, añadió Schiller.
Por ello, consideró que este misil no tiene ningún sentido, a menos que se utilice para amenazar a sus rivales al enviar el mensaje de que “tenemos un misil balístico continental con una gran cantidad de sistemas de objetivos independientes. ¡Tenme miedo!”.
En esta línea, Suzanne DiMaggio, experta del centro Carnegie Endowment para la Paz Internacional, aseguró que toda la exhibición norcoreana estaba dirigida a la próxima Administración estadounidense, que llegará al poder tras las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. “Sus mensajes clave: No hay una opción militar viable contra nosotros”, enfatizó.
Por su parte, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) ha informado este domingo que está analizando los datos sobre el nuevo misil de Corea del Norte. “Estamos al tanto de los mensajes sobre el desfile. Seguimos con nuestro análisis y estamos en contacto con los aliados en la región”, ha declarado.
Por su parte, Corea del Norte ha precisado, una y otra vez, que la naturaleza de su programa nuclear y de misiles no es “bélica”, sino “defensiva”, una forma de responder a las provocaciones militares de Corea del Sur y EE.UU.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump, no consiguieron concretar un acuerdo en su encuentro en Vietnam, en febrero de 2019, debido a la postura inflexible de Washington en las negociaciones, como evidencia su rechazo a la petición de Pyongyang de levantar parte de las sanciones en su contra.
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