• Científicos sostienen que la caída del meteorito en Chicxulub (México) acabó con los dinosaurios hace casi 70 millones de años.
Publicada: sábado, 30 de julio de 2016 23:27
Actualizada: domingo, 12 de marzo de 2017 10:46

Un gran meteorito que impactó en Chicxulub, Yucatán, México, hace 66 millones de años provocó un gigante incendio con disímiles consecuencias para la vida en el planeta.

La teoría, también, sostenía antes que el choque es la hipótesis más certera sobre la extinción de los dinosaurios.

La llamarada, que llegó a la estratosfera, la capa atmosférica donde se producen diferentes procesos radiactivos, dinámicos y químicos, expulsó grandes cantidades de hollín, que absorbe la luz.

El hollín se expandió a nivel global, lo que pudo causar un prolongado período de oscuridad que dio lugar a un descenso de la temperatura atmosférica", subrayan en el artículo publicado en Scientific Reports.

Los científicos de la Universidad de Tohoku y del Instituto de Investigación de la Agencia Meteorológica de Japón, autores del estudio, suponen de hecho que el impacto incendió las grandes reservas de petróleo de Chicxulub, donde se creó además un cráter de más de 180 kilómetros de ancho.

Tal situación, explican, conllevó a la par, a un enfriamiento global y sequía en vastas extensiones del planeta entre otras problemáticas.

"El hollín se expandió a nivel global, lo que pudo causar un prolongado período de oscuridad que dio lugar a un descenso de la temperatura atmosférica", subrayan en el artículo publicado en Scientific Reports.

 

En términos más claros: los aerosoles de hollín enfriaron el clima de la Tierra y la fotosíntesis cesó en los océanos en los primeros años, seguido de bajas temperaturas de la superficie del agua en los mares en los años siguientes.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores, lidereados por Kunio Kaiho analizaron las moléculas orgánicas sedimentarias en dos lugares diferentes: Haití, próximo al lugar del choque, y España, allende del océano.

Los investigadores encontraron que la capa de impacto de ambas áreas tiene la misma composición de moléculas orgánicas quemadas que muestran alta energía. “Esto es el hollín del impacto del asteroide”, puntualizan.

Como resultado, había llegado el fin de esos gigantes reptiles y también el de las amonitas, unos antiquísimos depredadores marinos, similares a los actuales calamares.

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