• Agujero de Lockman.
Publicada: jueves, 17 de diciembre de 2015 0:29

Está ubicada bien cerca de El Carro, en la constelación que se ve desde el hemisferio norte conocida como la Osa Mayor, y constituye un fragmento especial de cielo. Esta región, que recibe el nombre de "El agujero de Lockman", parece no contener ni estrellas ni prácticamente nubes de gas de la galaxia de la Vía Láctea.

Pero como describe la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA, por sus siglas en inglés) “se trata de una ventana única al universo lejano que fue descubierta en 1986 por el astrónomo Felix J. Lockman”.

El Agujero de Lockman es la única ventana al universo lejano que fue descubierta en 1986 por el astrónomo Felix J. Lockman”, afirma la NASA.

Desde su descubrimiento, los astrónomos han tipografiado el Agujero de Lockman para estudiar la evolución de las galaxias a lo largo de la historia cósmica. 

El lanzamiento del observatorio de rayos X de XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea, en diciembre de 1999, permitió que varios equipos comenzaran a observar este fragmento del cielo con el nuevo telescopio, y para 2003 ya habían acumulado más de 200 horas de datos.

El Agujero de Lockman es la única “ventana” conocida hasta el momento por donde podemos atisbar que hay más allá de nuestro Universo, algo que los científicos llaman el “Universo más profundo”, un misterio hasta ahora insondable. 

 

Con esos datos lograron elaborar una imagen que muestra una parte del Agujero de Lockman –considerado el primer atisbo del otro lado de la ventana- donde se pueden apreciar cientos de galaxias diferentes, una suerte de otro Universo casi, al lado del nuestro, cuya luz ha viajado en el orden de los ocho mil millones de años hasta llegar a la Tierra.

“En el núcleo de estas galaxias hay un agujero negro supermasivo, una enorme concentración de materia entre millones y miles millones de veces más masiva que el Sol y cuya intensa gravedad atrae grandes cantidades de material de sus alrededores”, explica la NASA.

Esos agujeros negros atraen materia cercana a un ritmo muy alto, lo que provoca la emisión de luz a través del espectro electromagnético, incluidos rayos X, capaces de ser captados desde la Tierra.

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