El destructor USS Preble navegó el lunes dentro de las 12 millas náuticas cercanas a la isla en disputa conocida como Scarborough Shoal (isla de Huangyan, según los chinos) en el mar de China Meridional, “en desafío de las reclamaciones marítimas excesivas y para preservar el acceso a las vías marítimas, tal y como rige el derecho internacional”, aclaró el comandante Clay Doss, un portavoz de la 7.ª Flota de EE.UU.
En respuesta, el portavoz de la Cancillería china, Lu Kang, en una conferencia de prensa celebrada el mismo lunes, pidió a Estados Unidos que ponga fin a las “provocaciones en el mar de China Meridional”.
“Hacemos un llamado a que estos actos provocativos terminen lo antes posible para evitar daños a las relaciones bilaterales con EE.UU. y a la paz y estabilidad de la región (…) Debo enfatizar una vez más que el buque de guerra de EE.UU. violó la soberanía del mar de China con su navío y ha perturbado la paz, la seguridad y el buen orden de la zona”, afirmó Lu.
Hacemos un llamado a que estos actos provocativos terminen lo antes posible para evitar daños a las relaciones bilaterales con EE.UU. y a la paz y estabilidad de la región (…) Debo enfatizar una vez más que el buque de guerra de EE.UU. violó la soberanía del mar de China con su navío y ha perturbado la paz, la seguridad y el buen orden de la zona”, dice el portavoz de la Cancillería china, Lu Kang.
El diplomático chino, al mismo tiempo, enfatizó el firme rechazo del gigante asiático a reclamos de soberanía y seguridad de otros países sobre la región del mar de la China Meridional.
Lu indicó que, después de que el USS Preble se acercara a la isla Huangyan, la flota china advirtió al buque de guerra estadounidense que abandonara la región, y recalcó que continuaría tomando todas las medidas necesarias para defender la soberanía nacional y la seguridad del país, y preservar la paz y la estabilidad en dicha región.
Esta operación militar de Washington es la segunda en este mes de mayo en el mar de China Meridional: una extensión del océano Pacífico profundamente disputada —China reclama casi un 90 %— y, además, escenario de constantes tensiones entre el gigante asiático y EE.UU.
El nuevo desafío de Washington en las aguas reclamadas por Pekín llega en un momento de amplias tensiones entre las dos mayores economías del mundo debido a la guerra comercial iniciada por EE.UU. contra China.
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