Miles de chilenos coparon el viernes las calles de la capital para expresar su rechazo contra las políticas adoptadas por el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, a quien pedían que renuncie a la Presidencia del país sudamericano.
La manifestación fue reprimida duramente por los Carabineros —Policía militarizada de Chile—, quienes atacaron a los protestantes dejando 30 heridos y la detención de unas 10 personas.
Las movilizaciones en Chile estallaron en octubre de 2019 y han cobrado mayor auge desde el miércoles, coincidiendo con el inicio del año escolar.
Miles de estudiantes han decidido no acudir a las aulas, para ir a protestar. Los chilenos exigen una nueva Constitución que posibilite cambios profundos en el sistema económico del país, al que consideran muy desigual.
Hasta ahora, la represión policial contra los manifestantes ha dejado 31 muertos, miles de heridos, así como miles de arrestos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han publicado informes sobre graves violaciones de derechos humanos cometidas por los carabineros.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH) contabiliza 10 365 personas detenidas en comisarías desde el día antes del inicio de las protestas sociales –18 de octubre de 2019–, de las que 1249 son niños o adolescentes, según informó el 19 de febrero el organismo nacional.
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