El pontífice recibió en 2015 una carta de ocho páginas de una víctima que describía con detalle los abusos sexuales que sufrió y cómo las autoridades eclesiásticas chilenas intentaron ocultar el caso, según dijeron a The Associated Press el autor de la misiva y los miembros de la referida comisión.
Esto se remonta al viaje del papa a Chile el mes pasado cuando le recibió una ola de manifestaciones contra los abusos sexuales perpetrados por los sacerdotes. Entonces el pontífice manifestó su “dolor y vergüenza” por el escándalo de los curas pederastas y el silencio del obispo chileno Juan Barros ante los abusos sexuales a menores cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.
No obstante, miembros de la Comisión Pontificia para la protección de menores afirman que en abril de 2015 enviaron una delegación a Roma específicamente para entregar la misiva sobre Barros. La carta de Juan Carlos Cruz describía los abusos, besos y manoseos que dice haber sufrido a manos de Karadima, unos abusos que, afirmó, Barros y otras personas presenciaron e ignoraron.
Cuatro miembros de la comisión se reunieron con el máximo asesor de Francisco en la lucha contra los abusos, el cardenal Sean O’Malley, explicaron sus objeciones al reciente nombramiento de Barros como obispo en el sur de Chile y le entregaron la carta para el pontífice.
“Cuando le dimos (a O’Malley) la carta para el Papa, nos aseguró que se la daría al Papa y hablaría de las preocupaciones”, dijo a AP la entonces miembro de la comisión Marie Collins para después afirmar, “Y en una fecha posterior, nos aseguró que eso se había hecho”. Añadió que también a Cruz, que ahora vive y trabaja en Filadelfia, le dijeron lo mismo más tarde ese año.
Ante esa visita del papa a Chile, además de las protestas, seis iglesias fueron atacadas recientemente. De igual modo, Francisco ha sido objeto de amenazas, una de las cuales decía que la próxima bomba estallaría en su sotana.
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