Pero el presidente brasileño se mostró confiado de que podrá mejorar la situación económica del país mediante unas polémicas reformas.
El mandatario brasileño marca su primer año en el poder, tras la destitución de Rousseff por irregularidades fiscales. Para la ocasión, reunió a sus 28 ministros, a los jefes de las dos Cámaras legislativas y a los presidentes de todas las empresas estatales. Ante ellos, se ufanó de haberle devuelto a Brasil la confianza que se había perdido.
Temer defendió el ajuste económico y las reformas laborales, que empuja en el Congreso. Mientras, exhortó a la pacificación del país y dijo que la recesión y el desempleo actual son fruto de los gastos descontrolados de la Administración de su antecesora destituida.
Al cumplir un año en el poder, Temer se considera el presidente con el nivel más bajo de aprobación de la historia democrática de Brasil con un 9 % en las encuestas. Y si se presentará a las elecciones del 2018, sólo el 2 % lo votaría.
Los brasileños creen que la situación económica no ha mejorado tras la destitución de Rousseff.
Además de su impopularidad, Temer durante todo el año de mandato ha afrontado protestas sociales pero sus ideas de flexibilizar el mercado laboral y reformar el sistema de pensiones provocaron el primer paro general en Brasil en 20 años.
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