• El viceministro del Interior de Malasia, Wan Junaidi Tuanku Jaafar
Publicada: jueves, 14 de mayo de 2015 15:50

El Gobierno de Malasia ha pedido a las autoridades de Myanmar (Birmania) que pongan fin a las represiones de los musulmanes rohingya, quienes recientemente huyen del país rumbo a los países vecinos por el empeoramiento de las condiciones de vida.

Por supuesto que hay un problema con la forma en que tratan a los rohingyas en Birmania

El viceministro del Interior de Malasia, Wan Junaidi Tuanku Jaafar, ha precisado este jueves que los países del sureste de Asia han de emitir un mensaje a las autoridades de Myanmar para que dejen de oprimir a la minoría musulmana, que no tiene el derecho a poseer propiedades.

Para el titular malasio, el tratamiento discriminatorio y las políticas opresivas de las autoridades de Myanmar respecto a la minoría rohingya son considerados como unos de los factores más importantes que les hace huir de su propio país a otras naciones.

"Por supuesto que hay un problema con la forma en que tratan a los rohingyas en Birmania",  ha aseverado Tuanku Jaafar.

Asimismo, al deplorar la precaria situación en la que viven los musulmanes en Myanmar, el titular malasio ha reiterado que las autoridades de Naipyidó deben tratar con humanidad a todos los musulmanes rohingyas, a quienes el Gobierno central les niega la ciudadanía.

Las declaraciones del titular malasio tienen lugar, cuando cada día es mayor la población musulmana que decide huir de Myanmar hacia los territorios de los países vecinos. Malasia es considerado como uno de los principales destinos de los musulmanes rohingyas.

Los musulmanes rohingyas que huyen de Birmania

 

El pasado mes de abril, el ministro malasio de Asuntos Exteriores, Anifah Aman, pidió a Myanmar que solvente los problemas de los musulmanes rohingyas que viven en el estado de Rajine, en el oeste del país asiático.

Desde el año 2012, la minoría musulmana que vive en Myanmar es blanco de constantes ataques por parte de budistas extremistas. La Organizacion de las Nacioones Unidas (ONU) considera, de hecho, que es la minoría “más oprimida” del mundo.

Myanmar, un país predominantemente budista, de 60 millones de habitantes, vive inmerso en la violencia sectaria desde hace casi dos años: más de 240 personas han perdido la vida y otras 140.000, principalmente musulmanes, se han visto desplazados.

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