Esperamos que las autoridades de Myanmar se sienten en una mesa de diálogos con nosotros, en un intento por encontrar una solución a este problema (flujo de los inmigrantes de Myanmar)”, indica el canciller malasio.
“Esperamos que las autoridades de Myanmar se sienten en una mesa de diálogos con nosotros, en un intento por encontrar una solución a este problema (flujo de los inmigrantes de Myanmar)”, ha indicado este domingo, el ministro malasio de Asuntos Exteriores, Anifah Aman.
Advierte de que Kuala Lumpur además solicitará una reunión de carácter urgente si es necesario, antes de llevar el caso a nivel internacional.
Anteriormente, el Gobierno de Malasia había anunciado que Anifah tiene previsto reunirse dentro de unas semanas, con las autoridades de Indonesia y Tailandia para abordar esa crisis.
El pasado 24 de abril, Anifah pidió a Myanmar que solvente los problemas de los musulmanes rohingyas del estado de Rajine, en el oeste del país asiático, que huyen del país rumbo a los países vecinos por el empeoramiento de las condiciones de vida.

En el mismo contexto, el primer ministro malasio, Nayib Tun Razak, en una conversación telefónica mantenida este domingo, con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, ha calificado de una “catástrofe humana” la situación de esa minoría en Myanmar.
Además, ha urgido a todos los países para que consideren el desplazamiento de los rohingyas ya que a su juicio, no se trata de una cuestión regional, sino internacional.
El premier malasio además ha transmitido su esperanza para que los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) puedan encontrar una salida para ese problema.
Según los datos proporcionados por este titular malasio, actualmente, el país alberga a unos 120 mil inmigrantes indocumentados.
Razak ha proseguido ante la prensa que Ban a su vez, ha expresado su profunda preocupación por la situación precaria de miles de musulmanes rohingyas que se refugian en los países del sureste asiático por la brutalidad de los budistas extremistas.
El sábado, el premier malasio afirmó haber pedido ayuda a las autoridades de Myanmar (Birmania) para impedir la "catástrofe humanitaria" desencadenada por la ola de inmigrantes musulmanes que huyen de los problemas internos de su país.

El viceministro del Interior de Malasia, Wan Junaidi Tuanku Jaafar, precisó el pasado 14 de mayo, que los países del sureste de Asia han de emitir un mensaje a las autoridades de Myanmar para que dejen de oprimir a la minoría musulmana, que no tiene el derecho a poseer propiedades.
Desde el año 2012, la minoría musulmana que vive en Myanmar es blanco de constantes ataques por parte de budistas extremistas. La ONU considera, de hecho, que es la minoría “más oprimida” del mundo.
Myanmar, un país predominantemente budista, de 60 millones de habitantes, vive inmerso en la violencia sectaria desde hace casi dos años: más de 240 personas han perdido la vida y otras 140.000, principalmente musulmanes, se han visto desplazadas.
El pasado 10 de mayo, los responsables de inmigración indonesios anunciaron que unos 500 musulmanes rohingyas se han refugiado en Indonesia.
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