Se planea que los aviones no tripulados MQ-9 Reaper comiencen a operar en los próximos meses desde unas nuevas instalaciones, por un valor de unos 100 millones de dólares, que la Fuerza Aérea estadounidense (USAF, por sus siglas en inglés) está construyendo en una base ya existente de la ciudad de Agadez, en el centro del país africano, conforme reveló el martes la publicación norteamericana.
Hasta hace poco, los drones estadounidenses estaban estacionados en una base de la capital de Níger, Niamey, y se utilizaban presuntamente para recopilar información de inteligencia sobre los grupos armados que operan en la región africana del Sahel.
Sin embargo, un ataque de milicianos en noviembre de 2017, que acabó con la vida de cinco nigerianos y cuatro soldados estadounidenses cerca de la aldea de Tongo, puso de relieve la ineficacia de la guerra que, supuestamente, Estados Unidos viene librando contra dichos grupos, que se han vuelto más atrevidos al inspirarse en el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), explica el rotativo.
Esos drones armados ya fueron enviados a Níger a finales del mes de julio, so pretexto de la lucha antiterrorista; no obstante, en el país africano existe la preocupación de que los civiles sean confundidos con los insurgentes, tal y como ya ha ocurrido en muchas ocasiones en Afganistán, de acuerdo reveló la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP).
En un informe divulgado en 2016 por la Inteligencia estadounidense, Washington reconoce que sus ataques selectivos con aviones no tripulados habían matado de entre 64 a 116 civiles en un total de 473 ataques en países que, oficialmente, no están en guerra con EE.UU., como por ejemplo, Paquistán, Libia, Somalia y Yemen.
Esta cifra, que es muy inferior a la estimada por varios grupos de derechos humanos, excluye a los muertos en los ataques realizados en Irak, Siria y Afganistán, considerados como zonas de guerra, según informó la oficina del Director Nacional de Inteligencia (DNI).
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