Eso significaría el fin de 19 años de presencia militar estadounidense en Afganistán, país al que se desplegó en 2001 con el pretexto de derrocar al “grupo terrorista Al-Qaeda y eliminar las instalaciones militares de Talibán”.
El acuerdo de EE.UU. con Talibán demuestra, según Abdel Bari Atwan, analista del diario árabe Raialyoum, que el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha admitido su derrota y, por ende, los talibanes han conseguido humillar a Washington.
“Lo único que está claro por ahora es la transformación oficial del país en un segundo Vietnam, donde Estados Unidos y su proyecto fueron derrotados, lo que llevó a la retirada de sus tropas en ignominia y desgracia”, dijo.
Por otra parte, muchos analistas ponen en duda la permanencia de este acuerdo, recordando las posturas hostiles de las autoridades norteamericanas aún después de firmar el pacto.
“Si ocurren cosas malas, volveremos [a Afganistán]; y volveremos tan rápido y con tanta fuerza que nadie habrá visto nada igual”, amenazó Trump.
Además, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que “el capítulo de la historia estadounidense sobre los talibanes está escrito en sangre” y señalando que hoy se siente tan enojado como estaba tras los atentados del 11 de septiembre.
“El acuerdo está lleno de riesgos e incógnitas que fácilmente podrían hacer que colapse”, escribió el diario estadounidense Los Angeles Times.
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