“La reducción de tropas (estadounidenses) ha puesto en peligro la capacidad de Estados Unidos para monitorear y guiar al ANDSF (Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional de Afganistán, en inglés)”, ha indicado este viernes John F. Sopko, actual jefe de la Inspección General Especial de EE. UU. para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés).
La reducción de tropas (estadounidenses) ha puesto en peligro la capacidad de Estados Unidos para monitorear y guiar el ANDSF (Las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional de Afganistán, en inglés)”, ha indicado el actual jefe del Inspector General Especial de EE.UU. para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, en inglés), John F. Sopko.
Sopko ha remarcado que esto suscita la pregunta de si la cantidad actual de personal militar estadounidense desplegado en Afganistán es o no adecuada para garantizar que las fuerzas afganas lleven a cabo su misión.
La Fuerza de Seguridad afgana ha sido calificada por el estadounidense como "cuestionable" por la presencia de soldados norteamericanos descritos como "fantasmas".
Además, ha proseguido el responsable del SIGAR, Estados Unidos tiene muy pocos recursos para evaluar con precisión la capacidad de los efectivos afganos.
El diario británico The Guardian informó el pasado lunes de que el Pentágono desplegará un contingente militar de unos 800 soldados en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, para “hacer frente” a los ataques del grupo Talibán, e indicó que el conjunto de las fuerzas, del tamaño de un batallón, deberán estar presentes a finales de este mes (febrero) en territorio afgano.
Previamente, un alto funcionario del Pentágono había afirmado al diario estadounidense The Washington Post que los contingentes militares de EE. UU. permanecerán en Afganistán durante "décadas", a pesar de un plan anterior para retirar las últimas tropas.
En 2001, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), comandada por el Pentágono, invadió Afganistán so pretexto de luchar contra el terrorismo. No obstante, la inseguridad aumentó, y los civiles y militares afganos muertos se cuentan por miles.
Según el balance ofrecido por la Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA, en inglés), los ataques perpetrados por Estados Unidos en Afganistán desde 2001 hasta 2014 acabaron con la vida de unos 100 mil afganos y paquistaníes.
Aún así, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció en octubre pasado sus planes para dejar un contingente militar de 5500 soldados en Afganistán después del fin de su mandato, lo que fue denunciado posteriormente por algunos diputados del Parlamento afgano y apoyado por la Alianza.
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