Según lo reportado el jueves por la televisión por satélite yemení Al Masirah, las fuerzas de Ansarolá, apoyadas por el Ejército yemení, llevaron a cabo una operación audaz contra una base militar sudanesa en la región fronteriza saudí de Najran.
Tras cruzar las líneas de defensa de las guardias fronterizas, los integrantes de Ansarolá avanzaron hacia la base militar sudanesa, donde se estacionaron y tendieron una emboscada que dejó cuatro uniformados sudaneses muertos.
Además de las bajas, los combatientes yemeníes también destruyeron una camioneta todo terreno y dañaron otro vehículo de sus enemigos.
A principios de mayo, el ministro de Defensa sudanés, Ali Salem, reafirmó que su país seguirá apoyando al régimen de Riad en su operación militar en Yemen, esto a pesar del creciente descontento en el Parlamento de la nación africana por los altos costos y la muerte de decenas de soldados sudaneses.
Sudán ha enviado al menos 3000 militares de fuerzas terrestres y varios aviones de guerra que realizan, bajo orden de Riad, bombardeos sobre Yemen, el país más pobre del mundo árabe.
La guerra saudí, iniciada en marzo de 2015, ha acabado con la vida de más de 10 000 yemeníes y ha sometido al país más pobre del mundo árabe a la hambruna y a las epidemias, de acuerdo con el último balance ofrecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La campaña aérea saudí, que no cuenta con el aval de la ONU, ha tomado como blancos mercados, escuelas, instalaciones sanitarias y objetivos civiles, lo que ha provocado indignadas críticas internacionales.
No obstante, la costosa e ilegítima agresión saudí todavía no ha alcanzado ninguna de sus metas ulteriores, es decir, restaurar en el poder al expresidente fugitivo yemení Abdu Rabu Mansur Hadi y eliminar de la ecuación a Ansarolá.
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