Con casi dos tercios de la población pasando hambre extrema y posible hambruna por la guerra y el bloqueo de Arabia Saudí, Yemen es golpeado por el segundo brote de cólera en un año.
La falta de servicios básicos, la crisis económica, el deterioro de las condiciones de vida y la falta de información contribuyen al desastre humanitario. 19 de 22 provincias del país están afectadas por la epidemia, según el Ministerio de Salud de Yemen.
Hay unos 50 000 casos y unas 500 muertes. El ritmo de contagio es mucho más rápido que el esperado. Las estimaciones más conservadoras afirman que habrá 150 000 casos de cólera en los próximos seis meses.
Yemen necesita, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 55,4 millones de dólares para tratar a los pacientes de cólera y detener la propagación de la enfermedad durante los próximos seis meses. De lo contario, el grado de mortalidad ascendería en poco tiempo a 50 %.
Para lograr tener el brote bajo control no bastará simplemente con tratar a aquellos que acuden a los centros médicos, también hace falta atender la fuente de la enfermedad mejorando las instalaciones de saneamiento del agua.
En Saná (capital), donde viven unos dos millones de personas, la situación sanitaria se degrada día a día por una huelga de basureros que llevan meses sin cobrar. Los residuos acumulados en las calles están contaminando el agua. Y una vez llegue la estación húmeda, la epidemia se transmitirá con más facilidad.
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