“Todos nuestros migrantes están siendo perseguidos como delincuentes”, declaró Maduro el miércoles durante su intervención desde Caracas por videoconferencia en la IX Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se celebra en Honduras.
Para el mandatario venezolano, se trata de la “agresión civilizatoria más grave desde la época del fascismo y del nazismo”.
Calificó de “anacrónica” la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, “una ley contraria al derecho público y a los derechos humanos a nivel internacional”, que ha aplicado el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump.
Mediante esa ley —agregó Maduro— se “criminaliza de manera directa a cualquier migrante para capturarlo y luego expulsarlo y meterlo en las peores condiciones en un campo de concentración que funciona como cárcel en El Salvador”.
EE.UU. dice que Venezuela está obligada a repatriar a sus ciudadanos que migran de manera irregular, mientras, Caracas acusa a Washington de criminalizar la migración.
Las tensiones entre los dos países se exacerbaron en marzo cuando Estados Unidos deportó a más de 200 venezolanos a El Salvador, quienes ahora están encerrados en el Centro de Confinamiento de Terrorismo (Cecot), la prisión más grande de América Latina, con capacidad para 40 000 reos y conocida por sus precarias condiciones de reclusión.
Maduro ha instado al gobierno estadounidense a poner fin al secuestro “cruel e indignante” y a la violación de los derechos de los emigrantes venezolanos en EE.UU.
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