Según ha informado la agencia turca Anadolu Agency, al menos ocho soldados turcos han muerto mientras que otro 13 han resultado heridos durante la operación militar en Afrin, donde las fuerzas turcas pretenden expulsar a las milicias kurdas activas en la zona.
Al mismo tiempo, en el comunicado difundido por el Ministerio de Defensa de Turquía, citado por dicho medio turco, se específica que un total de 2222 integrantes de YPG y el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) han sido “neutralizados” (el Ejército turco usa el término ‘neutralizar’ para referirse a los milicianos que han sido abatidos, capturados o que se han rendido).
Por otra parte, las fuerzas turcas, que luchan codo a codo con varios grupos armados sirios afines al llamado Ejército Libre de Siria (ELS), han conseguido ocupar más zonas bajo el control de las milicias kurdas y se acercan cada vez más a la ciudad de Afrin, bastión kurdo en noroeste de Siria.
Para impulsar y apoyar la ofensiva, el Gobierno de Ankara ha desplegado varias unidades especializadas en combates antiterroristas de la Policía y gendarmería dado que cuentan con experiencia en guerras y combates urbanos.
Turquía lanzó el 20 de enero la llamada operación Rama de Olivo en un intento para eliminar la milicia kurda YPG, apoyada por EE.UU., que Ankara la considera como una organización terrorista, afiliada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo).
Desde un principio, Damasco condenó “la flagrante agresión” de las fuerzas de Turquía, país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), contra su soberanía y llamó al país a poner fin a su presencia militar en el territorio del país árabe.
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