Un ambiente festivo se palpa ya en muchas ciudades de países musulmanes. Es la víspera de Eid al-Adha o la fiesta del Sacrifico, una de las celebraciones más importantes del mundo islámico. Un evento que conmemora el total rendimiento ante Dios del profeta Abraham (la paz sea con él), quien aceptó sacrificar a su amado hijo por orden divina, y la misericordia del Señor, que le envió un cordero para ser ofrecido en sustitución a su hijo.
Eid al-Adha, que coincide este año con el primero de septiembre, es tradicionalmente una oportunidad para reunirse con familiares y amigos. Muchos se compran ropa nueva para esta festividad, así como regalos, pasteles y dulces para sus invitados y seres queridos.
Este año, la fiesta de Sacrificio se celebra con un aire diferente en las ciudades recién liberadas de Alepo, en Siria y Mosul, en Irak. Tras vivir varios años bajo dominio del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), los ciudadanos de esas urbes pueden, por fin, recorrer en calma los mercados y disfrutar del ambiente festivo.
La duración de las festividades del Eid al-Adha varía, de un día a dos semanas, según el país y las costumbres de las distintas naciones musulmanas.
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