Los manifestantes llenaron las calles desde la Ciudadela de Damasco hasta la Mezquita de los Omeyas, coreando consignas contra el silencio internacional, mientras Gaza se enfrenta a los incesantes bombardeos y la hambruna. La marcha simbolizó el desafío tanto a la ocupación como a la complicidad.
Los manifestantes insistieron en que la solidaridad debe trascender fronteras. A pesar de sus limitados recursos, se comprometieron a apoyar a Gaza, afirmando que su resistencia se mantiene inquebrantable.
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