Según ha informado este jueves la agencia siria de noticias SANA, citando a fuentes locales, el Ejército estadounidense ha traído esta misma jornada un convoy de cuarenta camiones cargados de equipo militar y logístico a la provincia nororiental siria de Al-Hasaka a través del cruce fronterizo de Al-Walid.
El convoy, que había venido de Irak, estaba destinado hacia bases militares dirigidas por las fuerzas de Estados Unidos en la mencionada provincia rica en petróleo.
No obstante, esto ha ocurrido mientras que el jefe del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), general Kenneth F. McKenzie, declaró el miércoles que el número de tropas estadounidenses en Irak y Siria probablemente se reducirían en los próximos meses, pero aún no ha recibido órdenes para comenzar a retirar las fuerzas.
A pesar del rechazo del Gobierno y el pueblo sirios a la ilegal presencia de EE.UU. en su país, en los últimos meses Washington ha concentrado sus tropas y bases militares en el este y noreste de Siria bajo el pretexto de “proteger” los pozos de petróleo de los grupos terroristas como Daesh.
Estas zonas, prósperas en hidrocarburos, han sido recientemente escenario de una escalada provocada por EE.UU., cuyas tropas se han medido en varias ocasiones con las fuerzas sirias y rusas.
Asimismo, el propio presidente de EE.UU., Donald Trump, dio varias versiones del papel de sus fuerzas en Siria. El 25 de octubre dijo que “hemos asegurado el petróleo, por lo que en la zona petrolera quedarán unos pocos hombres”. Tres días después, fue más allá y dijo que el petróleo era de Washington.
En esta misma línea, la empresa petrolera estadounidense Delta Crescent Energy LLC ha firmado recientemente un contrato con las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), milicia kurdo-árabe, para saquear el petróleo de Siria con el aval del Gobierno de Estados Unidos.
Siria, que no ha autorizado la presencia militar estadounidense en su territorio, denuncia que EE.UU. está “saqueando” su petróleo. Al respecto, Moscú ha revelado, mediante imágenes satelitales, la implicación de Washington en el contrabando del oro negro del país levantino.
Ante tal escenario, el presidente sirio, Bashar al-Asad, ha asegurado reiteradamente que, una vez se produzca la liberación de la provincia noroccidental de Idlib, considerada el último bastión de los terroristas en el noroeste de Siria, el Ejército de Damasco acabará con la ocupación estadounidense.
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