“Siria sufre circunstancias excepcionales debido a los efectos negativos de la guerra lanzada por los terroristas, que ya entró en su décimo año, y que fue acompañada por un bloqueo económico adoptado por ciertos países occidentales”, ha lamentado el representante permanente de Siria ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bashar al-Yafari.
Hablando este viernes a través de videoconferencia en una sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) sobre las vías más adecuadas para mitigar los efectos económicos y sociales del nuevo coronavirus (COVID-19) en el país árabe, Al-Yafari ha advertido que las “medidas coercitivas y unilaterales” impuestas contra Siria le han impedido acceder a suministros para combatir la pandemia.
“Estas medidas ilegales debilitan la capacidad de Siria para contener el nuevo coronavirus y socavan el principio básico de la reciente resolución aprobada por la ONU, que pide la solidaridad y cooperación colectiva para enfrentar esta amenaza mundial”, ha recordado el diplomático sirio.
Además, ha resaltado que estas medidas restrictivas han perjudicado de manera directa a los principales sectores económicos sirios, por lo que no han podido cumplir sus funciones de manera efectiva, especialmente, en las aéreas de salud, servicios básicos, energía, transacciones bancarias, industria, transporte, telecomunicaciones y el comercio interior y exterior.
Al-Yafari también se ha referido a un informe emitido a finales del mes pasado por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y en nombre de más de cuarenta organizaciones internacionales, que urgía la necesidad de abolir las sanciones impuestas a los Estados para garantizar el acceso a los alimentos, suministros básicos y la asistencia médica para luchar contra la COVID-19.
Sus comentarios se producen en la misma jornada en que el alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, anunció que el bloque estaría contemplando nuevas sanciones contra altos funcionarios y científicos sirios “por su papel en el desarrollo y uso de armas químicas”.
Desde el estallido del conflicto sirio en 2011, Damasco sufre las sanciones económicas de Estados Unidos y de la UE, que dificultan la recuperación y la reconstrucción del país levantino.
El pasado martes, el Ministerio de Salud sirio anunció que la cifra total de contagiados de COVID-19 se mantiene en 19, dos han muerto y tres se han recuperado.
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