• Una mujer refugiada siria con sus dos hijos en una casa en ruinas.
Publicada: martes, 2 de febrero de 2016 10:45
Actualizada: martes, 2 de febrero de 2016 11:30

Amnistía Internacional denuncia la sistemática explotación y la violación sexual que sufren las mujeres refugiadas sirias en El Líbano, y que la escasez de la ayuda internacional deplora la situación.

En un informe titulado “Quiero un lugar seguro: Mujeres refugiadas de Siria desarraigadas y desprotegidas en El Líbano", publicado este lunes a dos días de la celebración de la Conferencia de donantes para Siria, Amnistía Internacional (AI) pide a los Estados ricos una mayor contribución a los refugiados sirios, sobre todo los que residen en El Líbano, donde casi un 70 por ciento de ellos vive muy por debajo del umbral de la pobreza libanesa.

La combinación de una escasez significativa de fondos internacionales para la crisis de refugiados y de las estrictas restricciones impuestas a las personas refugiadas por las autoridades libanesas está alimentando un clima en el que las mujeres refugiadas de Siria corren riesgo de sufrir acoso y explotación, y no pueden pedir protección a las autoridades”, según un informe de AI.

“La combinación de una escasez significativa de fondos internacionales para la crisis de refugiados y de las estrictas restricciones impuestas a las personas refugiadas por las autoridades libanesas está alimentando un clima en el que las mujeres refugiadas de Siria corren riesgo de sufrir acoso y explotación, y no pueden pedir protección a las autoridades”, según AI.

El organismo ha precisado que por la falta del cumplimiento de los donantes y los Estados ricos con sus compromisos de proporcionar ayuda financiera a los refugiados, los desplazados sirios más vulnerables en El Líbano vivieron el año 2015 con sólo 0,72 dólares al día con la asignación mensual para alimentos que recibían de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El informe denuncia la discriminación y la explotación que sufren las mujeres refugiadas sirias en El Líbano que dirigen sus familias, ya que para ganar su vida y pagar muy elevados costos de alquiler se ven obligadas a aceptar empleos con sueldos muy bajos, y en muchas ocasiones sufrir acoso o violación sexual por parte de sus empleadores.

Según el texto, debido a no poder pagar el elevado costo de la renovación del permiso de residencia, las mujeres refugiadas no pueden denunciar los delitos a las autoridades libanesas.

El Líbano aunque alberga a la mayor parte de refugiados sirios per cápita, no ha recibido la ayuda de la comunidad internacional; sin embargo, esto no justifica que no se ofrezca protección a las personas refugiadas frente a la explotación y los abusos.

La investigadora de AI, Kathryn Ramsay, pide más ayuda económica y usar la conferencia de donantes de esta semana para comprometerse a cubrir las necesidades de financiación de la ONU, destinadas a prestar asistencia a la crisis de Siria para el período 2016-2017.

“Los países más ricos del mundo, desde la Unión Europea, incluido el Reino Unido, hasta los Estados del Golfo y Estados Unidos, entre otros, tienen que hacer mucho más para aliviar esta crisis. Además de aumentar la ayuda humanitaria para quienes están en Siria y para la población refugiada en la región, deben ofrecerse a compartir la responsabilidad de la crisis reasentando a más personas refugiadas”, ha concluido Ramsay.

Siria sufre desde marzo de 2011 una crisis provocada por grupos terroristas que reciben apoyo extranjero con el objetivo de derrocar al Gobierno del presidente Bashar al-Asad. La violencia ha dejado hasta el momento más de 260.000 muertos en Siria, en su mayoría civiles, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

La ONU lanzó un llamado el pasado 12 de enero para constituir un fondo de 7730 millones de dólares para cubrir la asistencia humanitaria en 2016 para 22,5 millones de civiles que viven en Siria o refugiados en los países vecinos.

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