“Rusia, sin duda, está lista para ampliar la cooperación con Irán en todas las áreas. Irán es nuestro socio y nuestras relaciones se desarrollan de manera muy dinámica. Continuaremos haciéndolo”, ha declarado este lunes el portavoz del Kremlín, Dmitri Peskov.
También ha calificado el fin del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés), como un tema complejo y ha señalado que la situación se complica por la postura no constructiva de los países europeos.
Además, ha subrayado que estos no tienen motivos para ejercer una “presión excesiva” sobre un Estado soberano como Irán.
El 29 de septiembre, el Consejo de la Unión Europea anunció la reimposición de sanciones contra Irán por su programa nuclear, medida que siguió a una decisión de Francia, Alemania y el Reino Unido.
Esta decisión se produjo tras la expiración de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que levantaba las sanciones a Teherán y la posterior negativa del organismo a prorrogar dicha exención.
El 1 de octubre, Estados Unidos impuso restricciones contra 44 individuos y entidades vinculadas con el programa nuclear y las adquisiciones militares de Irán.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, afirmó entonces que esta medida formaba parte del “retorno” de las sanciones de la ONU y de las acciones contra Irán por su “incumplimiento sustancial” de los compromisos nucleares.
El sábado, 18 de octubre de 2025, diez años después de la adopción de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), dicha resolución expiró y con ella todas las medidas restantes de la ONU y de la Unión Europea contra Irán. El 28 de septiembre, el CSNU restableció las sanciones contra Irán. La decisión se produjo casi dos días después de que Estados Unidos y sus aliados vetaran, como era previsible, un proyecto de resolución presentado por China y Rusia, cuyo objetivo era retrasar la activación del mecanismo ‘snapback’ o ‘reinicio rápido’.
Teherán rechaza la medida, calificándola de ilegítima, y afirma que se basa en la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, así como en la decisión de los países europeos de alinearse con sanciones ilegales en lugar de cumplir sus obligaciones derivadas del pacto.
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