Los nuevos embargos, anunciados el miércoles, afectan principalmente los individuos y entidades de origen chino e iraní, y se imponen con el supuesto objetivo de limitar la adquisición de tecnologías y bienes destinados al Ministerio de Defensa de Irán y sus Fuerzas Armadas, incluyendo la fabricación de misiles y aeronaves militares, según anunció el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El Tesoro tachó las capacidades de Irán en armamento balístico y convencional de “una amenaza” para las fuerzas de EE.UU. en Asia Occidental y los barcos comerciales estadounidenses en aguas internacionales.
Scott Bessent, secretario del Tesoro, acusó a Irán de desarrollar armas, incluidos misiles, para cumplir con lo que calificó de “sus objetivos malignos”, entre ellos el apoyo a grupos de Resistencia.
Bessent detalló además que las nuevas sanciones se suman a los embargos reimpuestos la semana pasada durante una controvertida votación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) contra Irán, y llamó a todos los países a implementar dichas restricciones, a las que Teherán considera como ilegales.
El Consejo de Seguridad restableció el viernes seis resoluciones adoptadas entre 2006 y 2010 contra Irán por su programa nuclear, después de que el E3 —el Reino Unido, Francia y Alemania— activara en agosto el proceso de ‘snapback’ o la ‘reimposición rápida’ de embargos, acusando a Irán de no cumplir supuestamente sus obligaciones contempladas en el acuerdo nuclear de 2015. Dichas resoluciones restablecen una serie de embargos al país persa.
Irán, China y Rusia, sin embargo, han considerado las recientes sanciones como ilegales y han asegurado que no las aplicarán para nada, porque carecen de validez jurídica. Teherán y sus aliados han urgido a otros Estados a no cumplir los embargos para no permitir que EE.UU. y el E3 sigan abusando de mecanismos del Consejo de Seguridad y la ONU.
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