En una entrevista concedida este lunes a las cadenas locales RT y Rossiya 24, el enviado especial de la Presidencia rusa y negociador jefe de los diálogos de Astaná (Kazajistán), Alexandr Lavréntiev, ha destacado el compromiso del presidente sirio con encontrar vías para alcanzar este objetivo.
Ha relatado que se reunió la semana pasada con Al-Asad en Damasco (capital siria) para saber sus puntos de vista y los pasos que desea dar su Gobierno para una restauración política luego de terminar la fase final de la operación antiterrorista que lidera Damasco.
El diplomático ruso ha destacado que Damasco ha mostrado que está trabajando para poner en marcha reformas políticas, elecciones parlamentarias y presidenciales, además de preparar el proyecto para adoptar una nueva Constitución, tal y como pide la resolución 2254, aprobada en diciembre de 2015, por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
“Es muy importante que Bashar al-Asad esté decidido a encontrar formas de reconciliación nacional, hemos debatido en detalle el inicio del diálogo nacional entre las distintas capas de la sociedad siria”, ha indicado Lavréntiev, en alusión a la cita de unas tres horas de duración.
Es muy importante que Bashar al-Asad esté decidido a encontrar formas de reconciliación nacional, hemos debatido en detalle el inicio del diálogo nacional entre las distintas capas de la sociedad siria”, indica el enviado especial de la Presidencia rusa y el negociador jefe de los diálogos de Astaná (Kazajistán), Alexandr Lavréntiev.
En otro momento de sus declaraciones, el enviado especial del Kremlin para la regulación del conflicto en Siria ha pedido a Turquía que cumpla con sus obligaciones en la zona segura establecida en la ciudad siria de Idlib, en el noroeste de Siria, donde aún sufre de una espiral de tensión.
Lavréntiev ha lamentado que Ankara no haya establecido puestos de monitoreo en la zona. El incumplimiento, ha añadido el diplomático, podría provocar ataques por parte de los grupos armados que se encuentran en la zona.
El primer convoy militar turco —escoltado por la alianza terrorista Hayat Tahrir al-Sham, vinculada a Al-Qaeda— entró a principios de octubre en Idlib y sus alrededores para reforzar ahí una “zona segura”, contrario a la voluntad de Damasco.
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