En una reunión mantenida el martes con el director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Fernando Arias, el viceministro de Exteriores para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Reza Nayafi, destacó los efectos negativos de las crueles sanciones unilaterales de Estados Unidos en la salud de los veteranos de guerra iraníes y su acceso a medicinas.
Al respecto, pidió al jefe de la OPAQ que continuara con sus excelentes esfuerzos para satisfacer las necesidades médicas urgentes de las víctimas de las armas químicas en Irán.
Además, resaltó la necesidad de la implementación plena, efectiva y no discriminatoria de las disposiciones de la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ) y el cumplimiento de las obligaciones de los Estados miembros en materia de cooperación internacional, especialmente el intercambio de materiales químicos y equipos para usos pacíficos, eliminar obstáculos al comercio de productos químicos entre los países integrantes y no aplicar sanciones unilaterales contrarias a la convención contra un miembro.
Nayafi enfatizó que “Irán es la mayor víctima de las armas químicas en la historia contemporánea, y subrayó que la meta y el propósito de la Convención sobre Armas Químicas no se lograrán sin la aniquilación completa de todo tipo de arsenales de armas químicas estipuladas en la CAQ.
El viceministro iraní reiteró el lunes durante la primera sesión de la Quinta Conferencia de Revisión de la Convención sobre Armas Químicas, en La Haya (los Países Bajos) que las sanciones occidentales privan a las víctimas del acceso a medicinas.
Durante los ocho años de guerra, muchas zonas de Irán fueron blancos de ataques químicos, como los municipios noroccidentales kurdos iraníes de Sardasht (29 de junio de 1987), localidad situada en el noroeste de Irán, que se cobró la vida de 113 civiles y dejó más de 5000 heridos. Esta masacre se considera uno de los peores ataques químicos perpetrados desde el fin de la Primera Guerra Mundial.
De acuerdo con informes publicados, el 80 por ciento de la producción de gases químicos en Irak se realizó con la ayuda de empresas alemanas.
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