“La Casa Blanca no está en posición siquiera de hablar sobre derechos humanos”, ha aseverado este martes Hosein Amir Abdolahian en su cuenta de Twitter, en una aparente reacción al noveno paquete de sanciones de EE.UU. contra Irán aprobado la víspera, tras acusar a las autoridades iraníes de “reprimir” las protestas en el país persa y la supuesta “violación de los derechos humanos” de la nación.
Conforme al máximo diplomático iraní, un país, cuyas políticas intervencionistas y belicistas “han causado la muerte de unos dos millones de personas en Afganistán, Irak, Yemen, Palestina, y Siria, y aviva las llamas de guerra en Ucrania e impide la paz” no puede dar lecciones de derechos humanos a otros.
Amir Abdolahian ha llamado a las autoridades estadounidenses a “dejar la hipocresía”, argumentando que “la gran nación iraní conoce bien la malevolencia detrás de las palabras bonitas” de Washington.
La nueva tanda de sanciones se dirige a diez funcionarios de alto rango iraníes y la Fundación Cooperativa del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), según un comunicado del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
El viceministro de Inteligencia de Irán, Naser Rashedi, cuatro comandantes de la fuerza militar élite iraní y cinco miembros de la junta del mencionado conglomerado económico se encuentran en la nueva lista de sanciones estadounidenses, que incluyen el bloqueo de todas sus propiedades en el país norteamericano y la prohibición de cualquier tipo de transacción económica o comercial.
Las autoridades iraníes denuncian que los actos vandálicos —iniciados tras la muerte de la joven iraní Mahsa Amini a finales de septiembre— forman parte de un plan diseñado y financiado por Estados Unidos, Israel y varios países europeos para desestabilizar Irán y derrocar el sistema gobernante del país.
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