El grupo terrorista Muyahedín Jalq (MKO, por sus siglas en inglés) con el irrestricto apoyo del exdictador de Irak Sadam Husein, atacó el 26 de julio de 1988 a las fuerzas iraníes, lanzando una ofensiva desde la frontera oeste del país persa para capturar Teherán.
Sin embargo, las fuerzas iraníes, más unidas que nunca, echaron por tierra este complot y emprendieron la Operación Mersad, que fue liderada por el mártir teniente general Ali Sayad Shirazi.
El líder de dicha operación jugó un papel fundamental durante los ocho años de la guerra impuesta por el exrégimen baasista de Irak a Irán entre los años 1980 y 1988.
El brutal ataque de los elementos antirrevolucionarios del MKO a la nación persa es considerado como una acción criminal, puesto que se realizó tan solo seis días después de que Irán aceptara la resolución 598 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) para establecer un alto el fuego en la guerra de Irak contra Irán.
Durante su fracasado intento para avanzar hacia Teherán, los miembros del MKO, bajo la orden de Masud Rayavi, cabecilla de la agrupación terrorista, asesinaron a un gran número de civiles indefensos que se habían negado a cooperar con ellos.
El MKO tiene las manos manchadas con la sangre de más de 17 mil civiles y autoridades iraníes tras la Revolución Islámica (1979).
Lo impactante es que esta organización no está incluida en la lista de los organismos terroristas de EE.UU., y goza de libertades para organizar cumbres en Europa en contra de la República Islámica.
Los terroristas de Muyahidín Jalq han reconocido que fabricaban “mentiras” para dar una “imagen horrible” sobre Irán y mostrar la organización como la única alternativa.
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